Desde hace un tiempo ha cambiado mi actitud ante la vida. Las prisas que azotaban mis pies se convirtieron en inesperados despacios; he conseguido, para mi sorpresa, desconectar de ciertos momentos desagradables; esa ansiedad, adquirida por chorradas obvias, ha disminuido en un porcentaje bastante alto. Presiento que algo está cambiando en el camino.

Escucho con frecuencia a mi alrededor la expresión estar zen, aunque me suena el significado, investigo y corroboro. Se trata de una práctica budista que consiste en concentrarse en lo positivo y responder de una forma equilibrada a los problemas cotidianos, con la finalidad de encontrar la paz aceptando nuestros propios sentimientos. Hago un alto en el camino, reflexiono y siento la necesidad de pregonar a los cuatro vientos: Señoras y señores creo que, en este momento de mi vida, entro a formar parte del mundo de los que se mueven en una actitud zen.