Si buceamos en el perfil femenino de la historia hallamos a la mujer confinada en el estrecho y sumiso escenario de las labores domésticas y la función reproductora. Apartada del oxígeno liberador y educador del acceso a lo académico, queda posicionada bajo la debilitadora sombra del «cuidado» masculino: padre, marido o hermano. Las cinco mujeres escritoras que nos propone Lyndall Gorgon en esta esmerada, intensa e inteligente biografía lograron desafiar los valores tradicionales de la época que a cada una le tocó vivir para, de esta forma, poder acceder a la lectura, al conocimiento y al desarrollo del propio pensamiento a través de sus escritos.

Lyndall Gordon (1941, Cape Town) es biógrafa, escritora, académica graduada por la universidad de Ciudad del Cabo y doctorada en la universidad de Columbia. Entre sus obras encontramos Los primeros años de Eliot (1977), con la que ganó el premio Rose Mary Crawshay; Virginia Woolf: vida de una escritora (1984), que obtuvo el premio James Tait Black Memorial; Charlotte Brönte: una vida apasionada (1994), ganadora del premio Cheltenham for Literature; Reivindicación: la vida de Wollstonecraft, candidata al premio BBC Four Samuel Johnson; por último, en 2010 publicó Vidas como armas cargadas: Emily Dickinson y sus disputas familiares.

Mary Shelly, Emily Brönte, George Eliot, Olive Schreiner y Virginia Woolf, en la avidez y búsqueda de formación a través de la lectura y de sus propias obras, logran romper con los cánones establecidos para las mujeres del siglo XIX y principios del XX. Como inspiradora esencial de todas ellas nos encontramos con Mary Wollstonecraft, filósofa y escritora, madre de Mary Shelly, que en su Reivindicación de los derechos de la mujer afirma que las mujeres no son inferiores a los hombres sino que no cuentan con las mismas posibilidades e insta al género femenino a luchar por sus derechos. Pionera del feminismo, será admirada y leída con atención en los inicios de este movimiento.

Estas cinco escritoras sufrieron el aislamiento, los rumores, la exclusión y la incomprensión social por sus actitudes, muy alejadas de la moral estricta y puritana del momento: Mary Shelly, George Eliot y la propia Wollstonecraft tuvieron relaciones al margen de la institución del matrimonio. No obstante, el decidido empeño de abrirse camino en su propia educación y proyectarse mediante sus libros las llevó a fortalecerse frente a la adversidad y a brillar a través de sus obras.

Mary Shelly, en Frankenstein, nos habla del «monstruo», de la angustia del ser despreciado por su propio creador (la misma que ella experimentó de parte de su padre, Willian Godwin al fugarse con Shelley), de la violencia, la muerte y el sufrimiento.

Emily Brönte, cuya familia nunca se sintió acogida en Harworth, Yorkshire, y que sufrió violencia física e inanición en el internado de Cown Bridge, nos presenta en Cumbres Borrascosas un escenario tenso donde aflora la violencia doméstica y la pasión incontrolada representada por el personaje masculino Hearhcliff, en medio de una naturaleza abrupta y furiosa. Emily adquiere una percepción del mundo exterior como si se tratara de un escenario demasiado violento y extremo, lo que la llevará a aislarse para encontrar la plenitud espiritual.

George Eliot, considerada una mujer de inteligencia superior, se libera de las tareas domésticas a las que se ve abocada después de la muerte de su madre y aspira a estimular su pensamiento indagando en las lecturas de Spinoza y Rousseau. Con una irrefrenable inquietud intelectual, se trasladará del entorno rural y cerrado de Midlands a Londres, donde crecerá como escritora, crítica literaria y editora. Su relación con Lewes, hombre casado, la condenó a ser despreciada incluso por algunos de sus amigos. Sin embargo, encontró la fortaleza necesaria para erigirse como una mujer con carácter, independiente y moderna que toma las riendas de su propia vida. En su novela El molino de Floss se reflejan los recuerdos personales de una joven inadaptada, en conflicto con su madre y la sociedad provinciana en que vive.

Olive Schreiner, escritora en las colonias de África, es testigo de la violencia contra las mujeres de algunas tribus, el horror en los campos de diamantes de New Rush (Kimberley) y los execrables métodos de los soldados del imperio británico contra los Bóers. En consecuencia, se postula en contra de la crueldad y a favor de la paz y la justicia. Aunque su vocación habría sido ser médica, no pudo acceder por falta de medios económicos. No obstante, encuentra su camino sanando y llamando a la conciencia a través de sus oratorias de carácter pacifista, en contra de la guerra y a favor de los derechos de las mujeres.

Virginia Woolf recibe el testigo feminista de sus antecesoras y en Una habitación propia, trabajo que reúne una serie de conferencias dirigidas a las estudiantes de Cambridge, expone la historia del sometimiento de la mujer. Fue miembro del grupo de Bloomsbury, influenciado por las teorías esteticistas de Walter Pater; desafiará los tabúes victorianos y fomentará las relaciones intelectuales, emotivas y personales entre sus miembros. Virginia Woolf es además una innovadora en la técnica de la narración introduciendo la «corriente del pensamiento» y añadiendo rasgos poéticos a su prosa de intenso lirismo. Es, pues, una destacada escritora que abraza el feminismo y se une a la Outsider’s Society, que trabaja por la libertad, la igualdad y la paz.

Lyndall Gordon retoma las biografías de estas notables escritoras para que no olvidemos el alcance de sus obras y para que el fluir del tiempo no borre el legado de su talento y la valentía de sus propósitos.

‘Proscritas, cinco escritoras que cambiaron el mundo’. Autora: Lyndall Gordon. Editorial: Alba. Barcelona, 2020.