El libro Ya nada es rito y otros poemas (1980-2003), de Concha García, reúne más de 20 años de escritura poética, y es la muestra de uno de los acontecimientos poéticos más relevantes y señalados de la poesía española actual. Esta poesía reunida muestra la evolución de los registros de dicción de una obra no sólo original, sino definitivamente única en el panorama poético español. Una obra reunida, hasta 2003, que también mostrará los rasgos de sentido y los puntos de inflexión que han ido levantando y ampliando esta personal poética de Concha García. Y la evolución, también, de un yo, de un sujeto poético femenino que ha sido un sujeto nómada (Candelas Gala), el resultado de un juego de identidades, y que se ha ido construyendo y decantando, y que se ha ido acotando a lo largo de los años, un sujeto que una vez delimitado y construido en los poemas de los libros aquí compilados, ha evolucionado y se ha ido diluyendo y abriendo, ampliando su lugar en el mundo, incluyendo y dando entrada a un nosotros necesario e inevitable. Poesía de lo cotidiano, de lo sencillo vivido, pero alejada de la costumbre ceremoniosa y de la repetición costumbrista. Sus poemas son las sucesiones constantes de aquello que se vive y se imagina, pero lejos de los grandes y retóricos y esperables ideales, y de las sublimes aspiraciones. Son abundantes las menciones a las cosas más sencillas de la vida diaria, o las notas paisajísticas, pero estas referencias, alusiones y señales han de entenderse como anclajes sobre los que se asienta el discurso y presentes para que el discurso fluya sin caer en abstracciones. La poesía es un estado de percepción, porque de lo contrario se correría el riesgo de escribir bajo estereotipos. La poesía se percibe con los sentidos, y por eso en su poesía la mirada ocupa un espacio determinantemente significativo. La escritura, en Concha García, no deja nunca de percibir el mundo y de escribir ese mundo, y en esa actitud poética hay, declaradamente, una toma de conciencia, tanto personal , como colectiva, de lectura. Y ese mundo se percibe, no desde las distancias lejanas, con esa lejanía de lo deseado o de lo proyectado y por venir, sino desde lo que está aquí, desde lo que está más próximo, desde los afectos y desde la naturaleza, desde un estado que no es solo físico, sino que incluye y da realidad a lo que es emocionalmente perceptible.

Dice la poeta que lo cotidiano es parte importante de su poesía, que hay una forma de construir el mundo basada en lo que mentalmente nosotros mismos proyectamos, y es un orden que quizá no es el que elijamos, sino impuesto por la cantidad de estímulos que la sociedad de consumo nos proporciona. Por ejemplo, dice, deseas un viaje o un mueble, cuando lo más importante es sentir que se siente la vida en todo su sentido, desde el punto de vista de la inmanencia, no de la trascendencia. En estas poesías reunidas, sería entonces más propio hablar de una cuestión de transcendencia en la inmanencia: por un lado la transcendencia, ese ir más allá de algún límite o superar las restricciones de un determinado ámbito, donde el prefijo «trans» delimitaría ese ir más lejos, y donde el origen etimológico de «scando» señalaría la intención de escalar y de subir, de atravesar y de superar; y por otro lado, la inmanencia, eso que se sabe es inherente a los seres o forma parte inseparable de su sustancia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella. Esa oposición o supuesta dualidad entre realidad y emoción, entre materia y espíritu, es la que la escritura de su poesía anula y supera. Por eso la de Concha García es una escritura que evoluciona y adquiere capacidades de autoorganización, articulando el desorden de la experiencia personal y poética a través de una nueva forma de creatividad, resultado de una actitud conscientemente específica, pues sus poemas explican cómo desde el caos se alcanza la vida, el sentido del tiempo y, por tanto, el sentido de la existencia. Su poética se constituye en un sistema en evolución donde cada libro y cada poema progresan e interactúan entre sí, creando su propia red, una red que se despliega siguiendo un proceso de autoregeneración siempre en desarrollo, un sistema donde cada parte necesita de las otras y donde esas partes evolucionan concertadamente juntas. Por tanto, la poética de Concha García es un proceso, como lo son los sistemas complejos adaptativos, y como también lo son el propio lenguaje humano y la propia poesía. Pues como la poeta advierte y reconoce, vivir es recorrer diversas perplejidades.

‘Ya nada es rito y otros poemas (1980-2003)’. Segunda edición, revisada por la autora. Editorial: Dilema. Madrid 2017.