Joan de la Vega es una rara avis en nuestra tradición, menos habituada que la norteamericana, por ejemplo, a poetas de acción, versátiles. Emprendedor del sector gráfico, editor, poeta bilingüe, montañero, apasionado por la cultura oriental... Por todo ello hay quien, a bote pronto, lo emparenta con autores como Gary Snyder o Ginsberg, aunque tras una lectura más atenta adivinemos también la influencia de José Hierro o Jordi Doce, o sus maestros de letras catalanas: Màrius Sampere y Jordi Valls.

Todas las facetas mencionadas van a verse reflejadas en Medio mundo en luz, su último libro de poemas, donde amplía los límites de un territorio poético consolidado y personal.

El poeta es consciente de que, en su largo y solitario ascenso, ya hizo cima, y ahora toca explicar el horizonte divisado. Un propósito que se halla sintetizado en ese título, que parte el mundo en dos mitades aunque, una vez en materia, comprobemos que lo que realmente interesa a De la Vega son las zonas fronterizas, los claroscuros, que es, al fin y al cabo, donde habita la extrañeza que da lugar al hecho poético.

Así, la voz que surge es la de quien se define como «el que difiere de ser real. El que espera lo inesperado. (...) El que lee más allá de las sombras». Y es que el poeta es un ser que deambula en equilibrio entre la razón y el inconsciente y sabe que en buena medida el poema -aunque es reconducido por mecanismos intelectuales y por la técnica- nace de profundidades menos explicables («Es mi única destreza: desmenuzar lo que todo el mundo sabe y uno mismo desconoce»).

El gusto por las zonas de fricción entre dos realidades va a ser determinante. Así, por ejemplo, dos partes articulan este libro: la primera dominada por poemas en prosa, de mayor calado filosófico, y una segunda, en la que los versos salen a la superficie y denuncian o reflexionan sobre la realidad.

Medio mundo en luz es el canto de un activista de la periferia, alguien que sabe destilar el dinamismo y la hibridación de los márgenes para ofrecernos una voz personal, comprometida y auténtica.