Cueva de luz y fuego

Cueva de luz y fuego es el sugestivo y sugerente título del libro que acaba de posarse, como un ave, en mi ramaje perceptivo, echado al vuelo desde las manos y la palabra de la poeta cordobesa Lola Caballero López. Acaba de salir del horno -luz y fuego- todavía calentito como el pan, que sabe a hogar, a alma, a fuego, a intimidad... El famoso psicólogo suizo -colega de Lola, que además de poeta es psicóloga- Carlos Gustavo Jung escribió que el auténtico propósito de la vida, lo único que le da sentido y valor a nuestro paso por ella es «encender una luz en medio de la oscuridad de existir». Lo confirma el poeta Juan Ramón confesando que con la poesía pretende abrir el camino a la «realidad invisible» y alumbrarla. Y esta puerta a la realidad invisible, a la cueva iluminada y ardiente de su alma, es la que nos abre Lola con este primer libro de sus poemas, que configuran el perfil de lo que es ella, y testimonian el sentido profundo que con la poesía le da a su vida. Y lo hace, tal como es ella, con su voz inconfundible de jazmín y naranjos cordobeses, de praderas verdes y sierra alta de Los Pedroches, y con sabores, a veces de miel y azúcar, tantas veces también amargos, doloridos, esperanzados, desesperados, nostálgicos, enamorados..., que se amasan y se hornean en los recodos más íntimos de su propio corazón de mujer, de madre, de hija, de ciudadana del mundo y de poeta. Esta es la puerta iluminada que se nos abre y el pan que nos da a probar y a degustar Lola Caballero en esta entrega de las «primeras unificaciones» de sus versos y poemas; su perseverante, continuada obra, como migas dispersas de su alma, recogidas y reamasadas en este libro, tan impecablemente diseñado y ajustado para ella, por la también cordobesa editorial Libro de Arena.