E n el último libro de Teresa Espasa Una grieta en el tiempo , editado por la colección Verba Manent, con la bella portada del pintor Federico Romaguera, la poeta ahonda en la idea del tiempo, ese nexo que une pasado y presente y que busca su luz en un fulgor que ya es efímero. Todo el libro es un bosque donde la prestigiosa poeta valenciana va contemplando el suceder de hojas que caen, consciente del proceso irreversible de la vida, de esa hora que declina y que nos conduce a la muerte. En el poema «El tiempo», dice: «El tiempo es un vaivén/ cotidiano y absurdo/ que no se detiene nunca/ Al medir las horas lentas/ me entrego a la fantasía/ de vagar por los caminos». En ese deseo de permanecer, la poeta, que ya ha quedado recluida por la vida a un espacio cerrado, se imagina vagando por espacios de luz, porque es el pensamiento todo un triunfo de su pulso creador. Cuando casi todo nos lleva a la reclusión, es la mente un espacio que se abre y se enriquece con ese poder creador que aún vive y respira en Teresa Espasa.

En el libro podemos ver muchas alusiones al tiempo, como en «Máquina del tiempo», como si volviese la infancia, como si el presente que nos muestra en el espejo un rostro ajado se conjugase con el niño o la niña que todavía queda en ella: «A cierta distancia,/ el reloj tiene aspecto/ de mapa de colegio,/ de lágrima desnuda,/ de besos de leyenda/ o tal vez de pan de broa». Todo se hila en ese espacio donde los tiempos conviven, en su extraño suceder, lo que hemos imaginado y lo que hemos vivido se tornan iguales en la mente del creador. En «Huele a soledad», Teresa Espasa expresa el poder de la Naturaleza que siempre le acompaña, porque es en ella donde el mundo encuentra su remanso y se aleja del dolor de la vida: «Desde el campo de amapolas/ que atraviesa el bosque y su frontera,/ hoy te escribo apoyada/ en el tronco de una encina».

La sensualidad está presente en el libro, la riqueza de deseos que transmite la poeta se encuentra con esos seres de espuma que le asaltan en la noche y la invitan al goce. Solitaria ya la rica imaginación le lleva a esos seres ingrávidos que la acarician como si fuesen un deseo cumplido: «Mi ambición es arropar/ a los seres de espuma/ y seguir el curso del río/ que baja de la cumbre/ para perderse en el mar».

Quizá el mar sea ya el cumplimiento, el acabamiento de ese proceso vital que la lleva a confundir el sueño con la vida. La riqueza de la poesía de Teresa Espasa nos envuelve y nos invita a imaginar otro tiempo, otro eco, otras voces, siempre con la Naturaleza al lado.

El libro se convierte así en un paisaje donde viven muchas voces, el bosque, el río, el viento, el sol, todo lo que convierte a la poeta en un ser vivo, donde la imaginación y la realidad tejen un mundo donde caben soledades y encuentros de amor. En la contemplación del mundo halla la poeta un sentido a la vida. La hondura existencial de Teresa Espasa da un paso más en este bello libro que nos invita a navegar por lo hermoso de la vida.