¿Es o no es, toda antología caprichosa por definición? Y si aceptamos esa premisa, que créanme, lo es a poco que conozcan a los antólogos de poesía, relatos, etc... ¿Es o no es todo autor de canon caprichoso por definición?. A fin de cuentas, si nos atenemos por ejemplo, solo por ejemplo, al caso que nos trae hoy a esta Carta del Norte, novelas y novelistas. El canon de la novela, ¿no se ha ganado Harold Bloom el epíteto de ser todo un caprichoso después de más de cincuenta años estudiando, escribiendo sobre literatura?. ¿No se ha ganado las Espuelas de Plata?. Creo que sí. Por mucho que a algún crítico le moleste, su legado es el que nos ha dejado en sus libros, en el que se permite ciertas licencias, como no, a la hora de hablar, escribir sobre autores fundamentales como Kafka, García Márquez, James Joyce o Stendhal.

¿Que no están incluidos españoles algunos? Es su canon, y como tal hay que respetarlo. Tiempo después, nos regalaría otra pequeña joya de su particular canon literario, Anatomía de la influencia. La literatura como forma de vida, donde Bloom hace un repaso de su labor como crítico desde su juventud, ya que como él mismo dice “me inicié en la misma porque no recuerdo haber leído crítica literaria en la Universidad”. Y dentro de ese repaso, inicia su andadura por sus autores, Shakespeare, Whitman, Joyce, Blake, Milton, Yeats...Vacas sagradas del teatro, la narrativa y la poesía sin las que la literatura no se puede entender hoy en día. Todo un mundo literario nos contempla. Lo que no se puede dudar es que las páginas que nos entregaba eran tan memorables como todo lo que solía hace. Y eso de por si le convierte en posiblemente el más grande crítico literario del siglo, con permiso de algún que otro coetáneo suyo.

'Confesiones de un joven novelista', de Umberto Eco.

Una de las primeras reflexiones de Umberto Eco, novelista, semiótico, y por lo que se ve y se lee en sus Confesiones de un joven novelista, perturbador ensayista que invita a la reflexión entre tímidas sonrisas, hace referencia a los poetas y la poesía. "Hay dos clases de poetas (dice) los buenos, que queman sus poemas a los dieciocho años, y los malos, que siguen escribiendo poesía mientras viven”. Confesiones de un joven novelista no pretende a pesar de tan categóricas reafirmaciones en las que sin duda más de uno y de dos se sentirá herido, cruzar su espada con escritor alguno.

Tan sólo es la “pequeña gran obra” de un escritor que en el ocaso de su madurez como creador decide contar cómo se acercó a la ficción cuando ya era un reputado ensayista. Cómo preparaba las novelas, los personajes, los ambientes... (Si bien nunca dejó de sorprendernos el porqué la novela El nombre de la rosa funcionó mejor que sus obras posteriores, esto será algo que de alguna manera explicará en esta obra). Y es que Confesiones de un joven novelista es el canon literario de Umberto Eco, uno de los más grandes creadores de finales del siglo XX.