Cconcha García es poeta, narradora, ensayista y crítica literaria. Con una treintena de obras, donde se incluyen la coordinación de antologías o la traducción de poesía, ha sopesado el paso del tiempo a través de sus páginas. Desde el margen, la cotidianidad o el desdibujamiento del género en sus versos, incluso ha fragmentado la propia existencia del ser. Parte de su obra ha sido traducida al italiano, portugués, francés, inglés, sueco y alemán. Profundizamos en sus últimas obras, Miradas en los entresijos, ensayo publicado por Libros de la Resistencia, y Vasta sed, publicada en la editorial Cántico.

-En ‘Miradas en los entresijos’ dedica un especial cuidado a la obra de autoras, algunas no muy conocidas en este país.

-Sí, se concibió gracias a un curso de poesía llamado como el libro: Miradas en los entresijos, que impartí online que durante tres años. Pensé que el material era valioso y lo uní con la intención de elaborar un ensayo no académico. Más bien es un decálogo incompleto de las lecturas de mujeres poetas, sobre todo, que me han interesado a lo largo de mi vida y las razones por las que me afectaron ya que las mujeres de mi generación apenas teníamos espejos no conservadores donde mirarnos.

-¿Por qué mujeres?

-La poesía de la mayoría de las mujeres no ha sido lo suficientemente entendida por la crítica que forma el canon, un medidor de excelencia basado en opiniones mayoritariamente de orden patriarcal. En este ensayo elaboro una cartografía personal como lectora hasta el punto de reconocer la influencia que han tenido tanto en mi obra como en mi propia existencia. Poetas como Ana Cristina César, Selva Casal, Emily Dickinson, Anne Sexton, Graciela Cros, Denise Levertov, o las españolas Dionisia García, Julia Uceda, Ángela Figuera Aymerich o Juana Castro, evitando mencionar a mis compañeras de generación ya que carezco de la perspectiva necesaria.

-El ensayo está plagado de citas y menciones a poetas, ensayistas, filósofos…

-Sí, quizás es muy abundante la lista de nombres, recordemos que es el recorrido de una lectora, por supuesto, a esta edad, la lista de libros es muy amplia y cada mención tiene su relevancia, por ejemplo, para quien se interese por esta lectura puede abrir su curiosidad y entrar en otras, es una invitación.

-¿Por qué está estructurado en 24 bloques? ¿Cuál es la razón de esta selección en la que tratar algunos temas y nombres concretos, como los ritmos, la visibilidad, el extrañamiento o la extrañeza, así como el suicidio, el simbolismo o las identidades y figuras como Emily Dickinson, Ana Cristina César, Alejandra Pizarnik, Anne Sexton, Ángela Figuera Aymerich, Hilda Doolittle u Olga Orozco?

-Traté de seguir el guión de las clases y extraje lo que me parecía más interesante. Mi ensayo puede enriquecer el conocimiento poético de quién lo lea, además, hay algunas claves personales que me han servido para entrar en la poesía de algunas autoras, y respecto a las poetas elegidas, su obra me parece llena de verdad no solo biográfica, la verdad poética debe estar presente, se nota mucho cuando alguien quiere colarnos un falso poema. Me he dedicado toda la vida a la poesía y tengo una mirada muy exigente.

-Según menciona en «Al principio», uno de los bloques, «la poesía es un gran caer en la cuenta». ¿De qué forma se amplía la herencia recibida en tu poesía, a lo largo de tu trayectoria, y cómo se transforma?

-La poesía se resiste a ser una ciencia exacta y por ello no se puede definir. La palabra poética no tiene demasiado contacto con el mercado, se resiste a entrar en ese juego por mucho que se ponga de moda cierta manera de escribir. La poesía como premonición sensible de algo que está aconteciendo en el psiquismo social. La poesía es también ritmo, un ritmo interior de cada uno, una ampliación de la dimensión imaginaria, nos abre la mente. La poesía se transforma si eres consciente de que debes atender a la llamada, un poema no se escribe solo porque te lo propongas.

-¿Por qué es importante la visibilización de estas mujeres y sus obras?

-Porque la subjetividad de la mayoría de las mujeres, como ya te he dicho, no consta en canon alguno, hemos sido apenas islas en el océano de lo patriarcal. Todo esto se está derrumbando. Ya no nos sirven esas estructuras, que, por cierto, también se sostienen gracias a muchas mujeres. Hablamos de algo más profundo, o minoritario como decía Deleuze, devenir minoritario.

-En el libro hace unas preguntas tan interesantes como «¿Todo lo que se publica como poesía, es realmente poesía? ¿Qué hay que saber para comprender un poema?».

-No hay que saber nada en especial, solo estar atenta, leer mucho, caminar observándolo todo, sentir curiosidad, la poesía nos brinda la oportunidad de sentir afinidades con mentes de otros siglos y espacios. ¿No es maravilloso?

-Además de ‘Miradas en los entresijos’, ha publicado recientemente ‘Vasta sed’. ¿Qué suponen en esta época de pandemia?

-Son libros que ya estaban listos para la imprenta, en pandemia he escrito como siempre mi diario, pero no quiero sumarme al alud de libros post-pandemia.

-Comenta en la nota introductoria de ‘Vasta sed’ que «la mujer que escribió aquellos poemas ya no está». Si te cruzaras con ella, ¿qué le diría a esa mirada que visibilizaba el sujeto poético femenino «sin sesgos tradicionalmente patriarcales»?

-Si me cruzara con esa mujer, la que escribió aquellos poemas cuando era joven, le diría que no se desasosegase porque la crítica de algunos varones no comprendieran aquellos poemas. Menos mal que estuve bien rodeada de poetas de mi generación con quienes aprendí y compartí, me refiero a Juan Carlos Suñén, Olvido García Valdés, Esperanza Ortega, Ildefonso Rodríguez, y quienes formamos parte de la antología La prueba del nueve, editada en 1992. Por otra parte, siempre estuve muy vinculada a Córdoba con poetas como Paco Gálvez, Juana Castro, Antonio Luís Ginés o Juan Carlos Reche. Y no me olvido de los tiempos de la poesía de la diferencia, con Rodríguez Pacheco y Antonio Rodríguez Jiménez.

-Además de su tinte erótico, ¿qué ha tenido en cuenta a la hora de realizar esta selección de poemas para ‘Vasta sed’?

-La propuesta del director, Raúl Alonso, me pareció oportuna ya que mis poemas más eróticos, es decir, vinculados a un decir que en el contexto de la España de los ochenta todavía estaba dentro de un lenguaje que te debías inventar, como todo lenguaje poético. Aquellos poemas quedaban escondidos entre otros, mi poesía toma varias direcciones, no solo una, por eso rescatar aquellos poemas es ponerlos en circulación en un momento en que me parecen que con el tiempo no se han muerto.