Siete palabras, con tan solo siete palabras Augusto Monterroso lograría entrar en el Olimpo literario. Siete palabras con las que habría de construir la novela más corta del mundo, o el cuento más largo. Siete palabras que presentaban al mundo un dinosaurio chapado y enjuto que se convertiría con el paso de los años en el más famoso y hermoso de cuantos haya podido crear la literatura. «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». Un relato fantástico con tintes góticos y misteriosos, muy cinematográfico, cuyo protagonista Mario Vargas Llosa convertiría en Unicornio: «Cuando despertó, el unicornio todavía estaba allí». Y es que tan endiablado monstruo fue transformándose gracias a la pluma de otros escritores en cocodrilo (Carlos Fuentes), jirafa... Pero a nosotros siempre nos quedaría el original. El dinosaurio. Después, toda la narrativa breve de Monterroso, breve y extensa, casi no importaba, aunque algunos relatos son magistrales: La oveja negra, La cucaracha soñadora y ese turbio homenaje a Kafka, Monólogo del mal... Por eso, qué mejor Trastienda para hoy. Inolvidable.

Séptimo arte

Y de la literatura al cine. Y es que El Séptimo Arte también es pródigo en leyendas urbanas y generador de curiosos libros: Lo que nunca se contó del cine así como las Vidas secretas de los grandes directores de cine. Cierto es que, a poco que se sea cinéfilo, es fácil adivinar que en una película se tira a la basura más metraje de lo que se nos presenta, o, por ejemplo, que los sesudos ejecutivos de los estudios a veces salvaron sus carreras y fortunas gracias a una película determinada. Pero, ¿sabían ustedes que George Lucas jamás concibió La Guerra de las Galaxias como una saga, que Coppola inicio El Padrino lleno de dudas a causa del carácter nada amable de Marlon Brandon, que la dificultad de llevar al cine El señor de los anillos arranca nada menos que de 1964, que las inclinaciones políticas de Bogart casi dieron al traste con Casablanca, que Tiempos Modernos no tenía ningún futuro a decir de muchos en un momento en el que el cine mudo entraba en franca decadencia...? Y es que el cine nunca dejará de sorprendernos. Como tampoco sus creadores y ese lado oscuro que algunos parecían tener: Luis Buñuel y su «supuesta afición» al sexo en grupo, Charles Chaplin asaltacunas obsesionado por las lolitas, Frank Capra de quien se desconocían sus veleidades con el fascismo de Mussolini y el franquismo, Steven Spielberg y su síndrome de Asperberg, o Kubrick y su complejo de Napoleón. Vidas secretas de los grandes directores de cine o las sorprendentes historias sobre famosos, travestidos, drogadictos y fetichistas... Tanto aquel que visionamos en la gran pantalla como el que no se nos muestra entre bambalinas. Cine y literatura. Más, por favor.