Tiene guardados dentro del espíritu una legión de aforismos que la aman. Nadie como ella ha hecho de la brevedad la sublimación feliz de la poesía.

En La brisa y la lava, la luz de sus palabras salta elegantemente sobre el tiempo con la sencillez de una gacela herida. Lo que Carmen escribe debiera venderse en las farmacias. Hay tanta ternura, tanta nitidez, tanta nostalgia líquida en sus textos, breves como pespuntes celestiales…

Lo que nunca se ha dicho o escrito ella lo envuelve en un resplandor: «El mejor aforismo habita en lo inesperado».

La voz de Carmen Canet dibuja textos con la voz del silencio caramelizada. Todos es hondo y secreto, cálido, en su obra La brisa y la lava. Nadie escribió jamás unos aforismos tan dulces y tan exactos como los de esta almeriense luminosa. Uno entra en su libro tierno y diminuto sabiendo que va encontrar la claridad, la epifanía que brota de un milagro.