‘De Senectute Politica: Carta sin respuesta a Cicerón’. Autor: Pedro Olalla. Editorial: Acantilado. Barcelona, 2018.

No deja de ser paradójico que en esta época que estamos viviendo de culto a eterna juventud, donde se adjudican nombres a las últimas generaciones tales como millenials o generación Z, baby boom,… Pedro Olalla, helenista y escritor, haya tenido el atrevimiento de autografiar un pequeño ensayo para dignificar el concepto de senectud. Y como no puede ser de otro modo, tratándose de un estudioso del mundo heleno, toma como referencia las reflexiones de Cicerón sobre la vejez. En apenas 90 páginas, el escritor realiza un repaso de las ideas de este pensador estoico, que no solo no pasa de moda sino que, teniendo en cuenta las circunstancias, se antoja más necesario que nunca. Reflexiones que le sirven para ir analizando la sociedad contemporánea bajo el prisma del filósofo romano. En un mundo como el nuestro, donde la vejez salta a la palestra asociada siempre a temas económicos (pensiones) o a la soledad, Olalla trata de reivindicar las bondades que esta fase de la vida ofrece para aquellos que, siguiendo los consejos de Marco Aurelio, han logrado hacer de su ancianidad una etapa de júbilo (jubilación). De este modo se rebate el halo de negatividad asociado a la vejez en temas como la salud, cuando se afirma que esta es la manifestación de un proyecto de vida completo, o el estigma de que en la senectud existe una pérdida de acción, alegando que las mejores acciones no parten del ímpetu o agilidad de los cuerpos sino más bien del conocimiento y del juicio, cualidades ambas que se acrecientan con el paso de los años. Quizá por eso las famosas empresas emergentes (startups) estén empezando a poner en valor la labor de mentorización por parte de los más experimentados de cara a transmitir el buen hacer que aporta la experiencia y la edad. Entendiendo el envejecimiento como un proyecto ético, el autor delibera sobre la posibilidad de que en los tiempos actuales se facilite a nivel político la consecución del mismo. Y para eso demanda la necesidad de establecer diálogos intergeneracionales, tan escasos en este mundo que, si bien está hiperconectado, cada vez presenta más aislamiento. Completa esta carta sin respuesta con temas como el trabajo, el envejecimiento de la población, los problemas que muestra el sistema democrático en relación con sus orígenes, la imposición del interés propio por encima del interés común, las desigualdades, la construcción de una felicidad inteligente,… temas tratados bajo el prisma de la tercera edad. De manera que si queremos repensar la senectud deberíamos tener en cuenta las palabras de Galeno cuando afirmaba: «No es viejo quien tiene muchos años, sino quien tiene mermadas sus facultades».