Tal vez sea uno de los pensadores con más vigencia en estos momentos. Sorprende al lector de Baruch Spinoza (1632-1677) la actualidad de un filósofo del siglo XVII que anticipó en varios siglos los debates contemporáneos sobre muchos aspectos fundamentales. Su concepción de la condición humana lo lleva a ser un hombre lúcido y elevado. Los textos de Spinoza «enseñan a vivir y sirven para la vida». Lo escribió Deleuze, uno de sus mayores especialistas. La obra del filósofo de Ámsterdam nos lleva a la búsqueda de las causas y los efectos, pero incluso a comprender esa búsqueda, a indagar en ello.

Alejandro Boverio, otro conocedor de la obra de Spinoza nos dice: «La obra de Spinoza se articula alrededor de una pregunta que sigue asediándonos: ¿Por qué los hombres luchan por la servidumbre como si lo hicieran por su salvación?».

Pensar la libertad como sabiduría, ejercer la compasión ante el dolor ajeno, perfeccionar las democracias, la esclavitud que provocan el miedo y el odio… Son algunas de las líneas de su pensamiento. Su filosofía es realista. Claro ejemplo era el sentido de la democracia que propugnaba. Spinoza concebía una democracia participativa y no una representativa, que es como vivimos en estos tiempos. La democracia, si escucháramos a Spinoza, debería estar fundada en algo mucho más profundo y duradero: el vivir democráticamente. Leer hoy a Spinoza es pura pasión, quizá un deber.

No quiero dejar pasar la oportunidad de agradecer el trabajo del equipo de profesionales que nos están presentando las Obras completas de María Zambrano publicadas por Galaxia Gutenberg, un trabajo maravilloso. La pensadora malagueña estaría orgullosa del resultado. Acaba de aparecer el tomo I del volumen IV que incluye libros tan importantes como Claros del Bosque o De la Aurora. Si pueden, háganse con un ejemplar.