El periodista Carlos del Amor ganó el Premio Espasa 2020 con el libro Emocionarte. Como bien dice Carlos del Amor, en los cuadros hay una vida, un relato, un misterio. El periodista visitó el Museo de El Prado una noche y comprendió que los personajes de los cuadros tenían un profundo diálogo entre sí, como seres vivos expresan la luz del conocimiento y la voz que ha ido quedando como eco en el tiempo.

En este libro el paisaje emocional de los cuadros va unido al de los creadores en una simbiosis perfecta, porque cuadro y artista sedimentan una luz que genera el tiempo, el afán por decir aquello que está dentro de cada pincelada. La técnica utilizada para ir tejiendo el libro es muy efectiva. Primero habla del pensamiento del artista, de la emoción en la que se halla con una prosa lírica que es sello del autor, para luego adentrarse en detalles divulgativos que imprimen claridad a la pintura. Esta manera de articular los textos consigue que nos acerquemos, que veamos al pintor, que imaginemos su mundo, que sintamos el latido de esos pintores que han expresado en el arte su vida, su interior, sus pulsaciones. Espasa ha editado un bello libro que se parece también a una obra de arte, al igual que el interior, donde reposa el conocimiento pero también la emoción, el tiempo que va cayendo sobre el lienzo para dar sentido a lo creado. Carlos del Amor se vuelve así el sabio que dialoga con el pintor que se entromete en el estudio, el voyeur que le ve pintar, el hombre que escruta las emociones para que el cuadro nazca y sea todo un espejismo vital.

A través de muchos pintores, entre ellos Rembrandt, Salvador Dalí, Caspar David Friedich, Suzanne Valadon, Francisco de Goya, René Magritte y muchos otros, vamos escuchando el toque del pincel en la composición del cuadro, pero también vamos percibiendo la obra que va a crearse. La pericia de Carlos del Amor para imaginar el interior, la intrahistoria de los pintores junto a la verdad del cuadro es excelente. Son muchos y es imposible elegir uno, pero comento el texto inicial de Los amantes de René Magritte por su actualidad, ahora que usamos mascarillas y ellos aparecen tapados con un velo que les cubre toda la cabeza. Nuestra imaginación podría pensar en unos prisioneros que son torturados, pero también en la ceguera que produce nuestro tiempo, en la pandemia que nos asola. Carlos del Amor nos ilumina: «Así, con esa tela húmeda enrollada en sus cabezas, juegan a imaginar que son los amantes que fueron, los que bailaban hasta el amanecer por las calles de un París que era suyo». Nos preguntamos entonces, ¿acaso somos los mismos ahora aunque embozados? Seguro, porque late la emoción de lo vivido y de lo soñado. Pero también Carlos del Amor nos introduce con su linterna por el recorrido vital de Caspar David Friedich, que quedará marcado por la muerte de su hermano en el hielo, por la vejez de Rembrandt, por la alucinada vida de Dalí o por el perro de Goya. Nos hallamos ante un libro que va iluminando cuadros, vidas, escuchando latidos y oyendo ecos del tiempo.

Merecido premio Espasa a este creador que pone la vista, el oído y el tacto en el arte para escuchar al creador, a su dolor y a su alegría. Vida y arte a través de un lenguaje esmerado y lírico se encuentran y nos hacen más sabios en estos tiempos de tinieblas. Carlos del Amor es el amanuense que va cifrando textos que son cuadros, vidas que son sueños.