Después de meses negándose a aparecer en público con mascarilla en medio de la pandemia de coronavirus, pese a que es lo que recomiendan desde el 3 de abril los Centros de Control y Prevención de Enfermedades y sus expertos sanitarios, y resistiéndose incluso cuando líderes de su propio partido le pedían que lo hiciera para dar ejemplo y contribuir a que el elemento de protección dejara de verse como un símbolo político, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, finalmente se ha puesto una este sábado. Lo ha hecho en una visita al Centro Nacional Militar Médico Walter Reed, donde realizaba una visita cerrada a la prensa a soldados heridos y a personal médico que ha estado cuidando a pacientes de covid-19.

Cuando el país lleva ya más de 3,2 millones de contagios y cerca de 135.000 fallecidos, y conforme el virus sigue azotando con fuerza sobre todo en el sur y el oeste, Trump ha aparecido ante las cámaras con una mascarilla azul marino, con el sello presidencial bordado en dorado en un lateral de la máscara. No ha hecho declaraciones a la prensa en el pasillo, y solo ha dicho un gracias mientras pasaba.

Antes de salir en el Marine One hacia el hospital, no obstante, había avanzado que se pondría una. "Cuando estás en un hospital, especialmente en ese escenario particular, cuando estás hablando con muchos soldados y gente que en algunos casos acaba de salir de la mesa de operaciones, creo que es algo grande llevar una máscara", ha dicho en unas breves declaraciones, en las que ha defendido también la criticada conmutación de la pena de prisión de su amigo Roger Stone. "Nunca he estado contra las mascarillas", ha afirmado, no sin añadir: "creo que tienen un tiempo y lugar".

El 21 de mayo Trump se puso una cuando visitaba una planta de Ford en Michigan, pero fue en una parte de la visita cerrada a los medios. "No quería dar a la prensa el placer de verlo", dijo luego orgulloso (aunque una foto se filtró después).

La media de encuestas que mantiene Real Clear Politics sobre la valoración de la gestión presidencial de la crisis del coronavirus muestra un índice de desaprobación del 57,5%, con un 40,5% de aprobación.

25 estados de los 50 del país, así como DC y Puerto Rico, obligan ya por orden ejecutiva al uso de la mascarilla. El último en sumarse ha sido este mismo sábado Luisiana. Otros 21 tienen regulaciones algo menos estrictas y solo en cuatro (Iowa, Dakota del Sur, Montana y Wisconsin) no hay imposiciones establecidas por el gobierno estatal.