El último barómetro del CIS muestra ciertas reticencias en la población española ante la vacuna del covid-19. Según la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas, más de la mitad (un 55,2%) prefiere esperar a ver los efectos secundarios antes de inyectársela, y solo uno de cada tres (un 32,5%) afirma estar dispuesto a ponérsela en cuanto esté disponible. En el otro extremo, un 8,4% se niega a hacerlo.

El estudio recoge 2.131entrevistas entre el 23 y el 26 de noviembre. Entre otros datos, también señala que casi ocho personas de cada diez, el 78,4 por ciento, quiere que se endurezcan las medidas impositivas, como sanciones o multas, si no se siguen las normas de protección contra la expansión de la pandemia de la covid-19.

El 16 por ciento de los encuestados confía en que las personas cumplan voluntariamente con las medidas dictadas, como el distanciamiento social o el uso de mascarillas.

El estudio del CIS señala también que el 45,5 cree que la reacción de la mayoría de los españoles en la crisis ha sido ejemplar y se siente orgullosa de su país, frente a un 43,5 que se muestra en desacuerdo con esa afirmación.

Un 80,3 estima que, después de la desescalada inicial, muchas personas empezaron a saltarse las normas y solo un 36,6 cree que, cuando termine la pandemia, las cosas volverán a ser más o menos como antes, frente a un 55,6, que está en desacuerdo con esa pregunta.

Respecto al estado de alarma, aprobado en octubre por el Congreso, el 38,2 de los encuestados está bastante de acuerdo con la medida y un 19 muy de acuerdo, mientras que nada de acuerdo se manifiesta el 18,3 y poco de acuerdo el 16,9.

El CIS pregunta por si se debería dictar un estado de aislamiento y reclusión en las casas, lo que es rechazado por el 63,1 y respaldado por el 27 por ciento.

El 62,4 opina que el sector de la población más indisciplinado es el de los jóvenes y el 46,8 de los encuestados se muestra muy preocupado por las personas mayores ante la pandemia y un 44,4, muy preocupado. Esa preocupación es en el 38,8 de los casos por la posibilidad de que enfermen, un 23,6 por su aislamiento y soledad y un 10, por las restricciones de sus contactos sociales.