El 42% de las mujeres que son diagnosticadas con cáncer de mama pierden todos los ingresos que tenían antes de la enfermedad, un porcentaje que ha aumentado un 8% desde que empezó la pandemia de covid, «que ha dejado en esa situación a la mitad de las pacientes». La presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer en Córdoba, Auxiliadora Cabanás, presentó ayer, coincidiendo con el Día Mundial de la enfermedad, el resultado de un estudio sobre el impacto económico que tiene el cáncer de mama en las familias, un diagnóstico que tiene un coste total de unos 42.000 euros entre costes directos como tratamientos, médicos, farmacéuticos e indirectos como la necesidad de contratar a personas de apoyo. A esto se suman los ingresos perdidos en la unidad familiar por «los días que no pueden acudir al trabajo o las jornadas laborales perdidas por los familiares para atender a las pacientes».

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Según Cabanás, el 70% de las familias no contrata a externos para ayudarles a sobrellevar esta situación, pese a que 7 de cada 10 mujeres no puede afrontar esta situación con ayuda familiar y lo tienen que hacerlo solas. Además, el 34% de las mujeres deja o pierde su empleo tras el diagnóstico, lo que supone una gran merma de sus ingresos. De hecho, según los datos facilitados, el cáncer de mama provoca una necesidad severa en un 21% de las familias, una cifra que ha aumentado un 8% a raíz de la pandemia y se sitúa ya en un 29% del total.

El diagnóstico de un cáncer de mama supone además un incremento en el presupuesto familiar de un 7 a un 11% y, cuando los ingresos son muy bajos o nulos, las familias acaban recortando en otras necesidades, impactando igualmente la enfermedad en el plano laboral por las bajas temporales permanentes, la desprotección que sufren las mujeres que son autónomas o la estigmatización que se da en muchas empresas, que en ocasiones derivan en incapacitaciones o despidos.