Si el lunes no había un alma por la Judería y casi todo estaba cerrado, este sábado por la mañana las calles del casco histórico comenzaron a salir tímidamente del largo letargo impuesto por la pandemia del coronavirus y se podían ver grupos de turistas serpenteando entre sus blancas vías, desafiando al calor de 40 grados y todos con mascarillas.

Turismo nacional, de calor y mascarilla, ese es el que ha llegado a pasar el fin de semana a Córdoba, como decían la mayoría a los que consultábamos por su estancia en la ciudad.

También las tiendas de souvenir, restaurantes y algunos hoteles empiezan a resucitar y dar color a una Judería que sin turistas pierde el alma.

Coronavirus y nueva normalidad en Córdoba | Últimas noticias en directo

En la Puerta de Almodóvar, un guía de free tour llevaba un grupo de 12 personas. De Sevilla, Zaragoza, Bilbao, Badajoz... «todos venimos del mismo calor en nuestras ciudades y no nos importa», decían. Venían solo para el fin de semana y se quejaban de que «hay muchos sitios cerrados». Otro grupo, de 18 personas, de distintas partes de España, esperaba para entrar en la Sinagoga. Entre ellos, una pareja de luna de miel, Salva y Vane, que tenían pensado venir desde antes del confinamiento, atraídos «por la Mezquita, sobre todo». Reconocían, no obstante, que "de noche aquí no hay nadie". Miguel Ángel Aranda, guía de este grupo, de la empresa Córdoba a pie, señalaba que para el sábado ya tenían cinco grupos, por lo que "esto empieza a fluir" y ahora "se ve mejor la ciudad, sin aglomeraciones".

En la Sinagoga, la conserje aportaba el dato de que este mes ya habían recibido 1.900 visitas, "lo que no está mal". Sin embargo, la Casa Sefarad y la Casa Andalusí, permanecían aún cerradas.

Los comerciantes aún no están contentos. Van poco a poco abriendo sus negocios pero admiten que es muy difícil mantenerse con tan escasa afluencia de turistas, solo de fin de semana.

Una familia pasea por el entorno de la Mezquita-Catedral, protegidos con mascarillas. Foto: A.J. GONZÁLEZ

Samih, propietaria de Delicias del Califato, dice que fue la primera en abrir su negocio, el 13 de mayo, y ha visto mejorar la afluencia en un grado de cero a dos. Sin embargo, confirma que han cerrado 14 tiendas y dos restaurantes en la Judería desde que comenzó la pandemia, y es que «las administraciones no hacen nada por promocionar Córdoba». Los turistas se quejan, explicó, de que los museos están cerrados por la tarde, "hay gente de paso, que para, ve todo cerrado y coge el coche y se van volando", señala. ¿Quién va a pasear por la tarde a 40 grados y con todo cerrado?, se pregunta.

Samih explica que desde la asociación de la Judería han pedido al Ayuntamiento que promocione la ciudad, «que los museos deberían ser gratis hasta el 31 de diciembre y que bajara el AVE, a ver si así se animaba la gente a vernir». Encarnita y Carmen, de Marbella (Málaga), entran en el local, y comentan que "nos han cobrado 11 euros por ver la Mezquita más 10 euros del guía, y nos ha parecido un abuso".

El zoco de artesanos de la calle Judíos ha abierto también sus negocios. Rafael Varo trabaja en su taller de cuero, abrió el 2 de julio y "hay muy poca gente, casi nadie", reconoce. Lleva 34 años en el Zoco y admite que "este año está todo perdido, lo tengo clarísismo". Esta semana aún no ha vendido nada. No obstante, admite que habría que replantearse el tipo de turismo, pues "nos habíamos convertido en un parque temático y ahora no hay nada".

En la Mezquita, la joya de la corona, sí había fluir de turistas, pero nada que ver con las colas de antes de la pandemia. Una mujer polaca y su hija, sentadas en la fuente del patio de los Naranjos, eran la imagen del turista extranjero que apenas se ve.