Veinticuatro horas después del estrepitoso fracaso del pasado miércoles, noche en blanco incluida, los ministros de economía y finanzas de la Eurozona consiguieron ayer ponerse de acuerdo sobre el primer gran paquete de medidas de emergencia para hacer frente al impacto económico del coronavirus coronaviruscon un volumen de 500.000 millones de euros. El acuerdo recoge que no habrá condicionalidad macroeconómica para acceder a los préstamos del Fondo de rescate europeo e incluye el compromiso de explorar un fondo de recuperación.

El pacto fue posible pasadas las diez de la noche tras una nueva e intensa jornada de reuniones bilaterales y llamadas telefónicas al más alto nivel político. De hecho, la reunión debería haber comenzado inicialmente a las 5 de la tarde aunque se fue retrasando debido a la falta de consenso.

El plan se basa en tres pilares: la primera, una línea de crédito a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad o fondo de rescate (MEDE) por valor de 240.000 millones de euros lo que significa que los países que necesiten podrán pedir una ayuda de hasta el 2% de su PIB pero solo para financiar los gastos relacionados con el virus; la segunda, un fondo de garantías del Banco Europeo de Inversiones de 200.000 millones; y la tercera un fondo de reaseguro de empleo para financiar los ERTE de 100.000 millones.

A ello se ha sumado el compromiso de empezar a trabajar sobre un «plan de recuperación» para impulsar inversiones y apoyar la reconstrucción de la economía europea una vez pase la emergencia pero sin mención a la emisión de deuda conjunta que reclamaban España o Italia para financiar conjuntamente los costes de la reconstrucción.