Emilio Muñoz (Córdoba, 1975) es el comandante jefe de Operaciones, Policía judicial e Información de la Guardia Civil en Córdoba y ha coordinado los servicios del Instituto armado durante el estado de alarma decretado para frenar el avance de la pandemia de coronavirus. Consultado por su trayectoria, recuerda que en el año 2000 salió como teniente de la Academia General Militar (Zaragoza) y fue destinado al servicio de Información de la Guardia Civil en Vizcaya (dedicado a combatir el terrorismo y la delincuencia organizada). Desde entonces, ha trabajado en las comandacias de Jaén y Córdoba, y fue en esta última donde en el 2017 asumió su responsabilidad actual. Consultado por si ha vivido con anterioridad una situación similar a la actual crisis sanitaria, afirma que «la Guardia Civil nunca ha vivido situaciones tan duras como esta. Hemos vivido situaciones muy malas durante la peor época del terrorismo de ETA, pero esto ha sido durante un periodo muy largo y todavía no ha acabado. Nunca habíamos vivido, ni los ciudadanos ni la Guardia Civil, una situación parecida».

-¿Qué balance realiza de la pandemia provocada por el coronavirus en Córdoba?

-Solo puedo hacer un balance extraordinariamente positivo. Me gustaría destacar fundamentalmente el comportamiento ejemplar de los ciudadanos. Gracias a eso, los peores momentos de la pandemia han pasado por Córdoba de una manera mucho más leve que en otros sitios de España. Y gracias al trabajo de todos juntos. El personal sanitario ha estado en vanguardia, los demás hemos estado en una segunda línea, soportando y colaborando con ese trabajo para que no soportaran una mayor presión de más enfermos y que se desbordaran los servicios médicos. En nombre de la Guardia Civil de Córdoba, quiero agradecer al personal médico y expresarle mi reconocimiento y admiración, porque ellos han sido verdaderos héroes.

-¿Cuáles han sido las principales tareas del Instituto armado?

-Principalmente, podemos dividirlo en dos aspectos. La Guardia Civil tiene unas misiones habituales, que son las del día a día, de los guardias civiles que salen a prestar servicio a la calle, y las hemos tenido que seguir desempeñando. De hecho, especialmente en los primeros momentos del estado de alarma hemos hecho actuaciones incluso en mayor medida. Hemos hecho, por ejemplo, muchas aprehensiones de drogas. En las primeras dos semanas del estado de alarma, hicimos ocho actuaciones, si no recuerdo mal. Se ha producido la aprehensión de la droga y la detención de esas personas. No quiere decir que haya aumentado el tráfico de droga, pero como teníamos muchos dispositivos de servicio en la vía pública y eran tan pocas las personas que se movían, resultaba más fácil detectarlas. También hemos hecho aprehensiones de billetes falsos y de tabaco de contrabando, hemos desarticulado, por ejemplo, un grupo criminal que se dedicaba al robo en establecimientos, e hicimos un servicio para nosotros muy importante, que fue la recuperación del material y la detención de los autores de un robo en Aguilar de la Frontera, en un almacén de Cáritas.

Una segunda parte es todo el añadido que ha supueso el trabajo dedicado a combatir la pandemia dentro de nuestras posibilidades. Fundamentalmente, hemos dirigido nuestro servicio hacia las personas más necesitadas. Por ejemplo, de los primeros trabajos que hicimos fue una colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba para atender a personas sin hogar. El Ayuntamiento las recogió y las llevó a un establecimiento. Hubo una serie de personas de ese colectivo que en un principio presentaban algún síntoma o que por alguna circunstancia no fueron llevadas allí, se llevaron a Cerro Muriano. La Guardia Civil estuvo varios días atendiendo a esas personas, llevándole material de protección, comida y medicación. Incluso el primer día algunos guardias civiles adquirieron con su dinero alimentos y se los proporcionaron. Nunca han consentido que ese dinero se les devuelva ni decirme qué gastaron.

También hemos colaborado con la Subdelegación del Gobierno en el reparto de material de protección. Hemos hecho una colaboración con la delegación territorial de Salud y Familias de la Junta en el reparto de material de protección a todos los centros y todas las residencias de ancianos de la provincia. Es un colectivo al que hemos estado muy próximos desde el principio. Con la delegación de Educación, hemos colaborado en la recogida y el reparto de material escolar y libros de texto. Se lo hemos entregado a los niños en sus casas. Otra de las colaboraciones que hemos hecho ha sido con Salud y con el Ministerio de Sanidad, recogiendo respiradores que cedían clínicas privadas de Córdoba para que fueran utilizados en cualquier sitio del resto de España donde hacía falta. Ha dado, asimismo, unos frutos muy interesantes la colaboración con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Córdoba. Hemos firmado un acuerdo por el que nos informaban de si había ciudadanos mayores aislados en casas, que vivían solos y necesitaban medicación, y que no podían desplazarse a las farmacias. Nosotros hemos recogido esos medicamentos y se los hemos llevado a sus casas. Eso también lo hemos hecho muchas veces con alimentación.

Hemos colaborado con un montón de asociaciones, de particulares, de empresas públicas y privadas que por solidaridad con los demás han adquirido material, han fabricado material con sus propios medios y luego necesitaban alguien que lo llevara al destino. Además, hemos actuado contra aquellos irresponsables que incumplían las medidas establecidas en el estado de alarma. No son las funciones que más nos gusta desempeñar, pero tenemos que hacer ese trabajo. Hemos denunciado, aproximadamente, 7.500 infracciones y hemos realizado en torno a 50 detenciones por desobediencia, en muchas ocasiones reiterada, de las medidas de confinamiento.

-Cómo se han reorganizado para atender todas las necesidades?

-Nos ha venido muy bien el despliegue que tiene la Guardia Civil por toda la provincia. ¿Cuál ha sido el secreto para poder llegar a todo? Pues que los aproximadamente 1.200 guardias civiles que tenemos han trabajado muy por encima de sus posiblidades. Incluso guardias civiles que habitualmente no desempeñaban sus funciones en la calle, todos han dado un paso al frente y se han puesto a trabajar en la calle. Creo que no hay nada que nos hayan pedido o que hayamos creído que teníamos que hacer y que no hayamos podido llegar.

-Parece casi increíble que haya ocurrido, pero la ciudadanía estaba muy preocupada por el abastecimiento de alimentación y ahí también han trabajado.

-Esa es una de las cosas a las que también al principio del estado de alarma, sobre todo, dedicamos mucho esfuerzo. Una de las misiones principales que tenían todos los guardias civiles de la provincia era esa, contactar con los principales centros de distribución de alimentación, con las superficies de venta, y ofrecernos para ayudarles en lo que hiciera falta. Primero, que esos alimentos llegaran a los establecimientos, porque ciertamente había preocupación por que pudiera haber ese desabastecimiento. Y luego, un vez que esas mercancías estaban en los establecimientos, hemos hecho un trabajo de colaboración con los empleados y los responsables. La preocupación fundamental era que no hubiera aglomeraciones de personas, más contagios, y si había desabastecimiento ver por qué se había producido y si podíamos hacer algo por agilizar la reposición de esos productos.

-¿Recuerda algún momento especialmente duro?

-Todos, aunque no hayamos sufrido esa cercanía de la fatalidad, hemos sufrido por los demás. Para nosotros, el momento más duro ha sido cuando en ese contacto que teníamos desde el principio con las residencis de ancianos veíamos que se producían fallecimientos a diario y no podíamos hacer nada más. Esos han sido momentos duros que han afectado a muchos guardias civiles. Y luego, también, ver que la situación era duradera y parecía que no iba a acabar nunca.

-¿Qué otros momentos han sido más alegres?

-La alegría es cuando han empezado a disminuir los fallecimientos y los contagios, y hemos visto que el trabajo de todos servía de algo. De las cosas tan duras que pasan en ocasiones hay que quedarse con los momentos felices. Esos momentos han llegado con la finalización de esas muertes tan masivas, no aquí en Córdoba, pero sí en el resto de España. Cuando en las residencias de ancianos ya nos decían que la situación estaba controlada, que no había fallecimientos, que no había contagiados, esos momentos han sido de mucha alegría. También la cara de felicidad de las personas que auxiliamos, la sonrisa de los niños cuando les hemos llevado un diploma de reconocimiento por su comportamiento. Esos momentos son impagables.

-¿Cuáles han sido, en su opinión, las principales enseñanzas de esta situación?

-Fundamentalmente, el reforzamiento de nuestro carácter benemérito. Es una barbaridad los servicios humanitarios que hemos realizado. Una de las enseñanzas es que nuestra función principal es esa, la ayuda a todos los ciudadanos pero, fundamentalmente, a los colectivos más vulnerables. Y luego, la importancia del trabajao en equipo, dentro del colectivo de guardias civiles y dentro de la sociedad en general. Esa ha sido la principal enseñanza, la unión del trabajo de todos es fundamental para superar los momentos difíciles.

-¿Este trabajo ha ayudado a mejorar la imagen que la ciudadanía tiene de la Guardia Civil, que muchas veces se queda en la labor de control y sancionadora?

-Indudablemente, nos ha beneficiado porque nos ha obligado, entre comillas, a estar mucho más cerca de los ciudadanos. Sí, habrá contribuido a mejorar algo más la imagen de la Guardia Civil en la sociedad, pero en Córdoba es muy valorada. Habrá ayudado a que nos conozcan mejor los ciudadanos.

-¿Han sufrido contagios o han tenido que lamentar el fallecimiento de algún compañero a causa del covid-19?

-En Córdoba hemos tenido la suerte de no haber sufrido ningún fallecimiento. Es verdad que, sobre todo al principio, sufrimos el contagio de una veintena de compañeros en la sede de la Comanancia, en la Ciudad de la Justicia y en otras unidades de la provincia. Nos ha afectado como al resto de la sociedad. Los guardias civiles hemos estado trabajando en la calle y tenían que volver y convivir con sus familias, eso también es algo difícil. Ha habido muchos guardias civiles que han estado aislados en sus casas porque salían a trabajar y no sabían si volvían contagiados.