A veces la geografía política es tan compleja como la geografía física. El municipio de Iznájar, enclavado en la comarca de la Subbética, la más montañosa de la provincia de Córdoba, y con buena parte de su término municipal bajo las aguas del embalse al que le da nombre, tiene que añadir otra singularidad. Se trata de una de sus 19 aldeas, Ventorros de Balerma, que comparte emplazamiento entre dos municipios, el de Iznájar y el de Loja, por lo que además está entre dos provincias, la de Córdoba y la de Granada. La calle denominada Límite, marca precisamente esta separación para sus 400 habitantes que no ven mayores problemas.

De esta forma, en la parte cordobesa de Ventorros de Balerma, provincia en fase 1, están los dos bares con los que cuenta la aldea, mientras que la parte dependiente de Loja, en Granada, provincia en fase 0, está el consultorio médico.

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Con las nuevas normas de desescalada decretadas por el gobierno central, “en estas situaciones se aplica el sentido común”, señala el alcalde de Iznájar, Lope Ruiz. Así, tanto la Policía Local como la Guardía Civil conoce esta singularidad, y aunque las salidas para pasear o hacer deporte indican que se deben hacer sin salir del municipio, en este caso un simple paseo por las calles de Ventorros de Balerma hará que unas veces estemos en Granada y otras en Córdoba. Para el alcalde de Iznájar esta realidad es más una anécdota que una dificultad.

De hecho el día a día de los vecinos transcurre sin mayores problemas. Parte de los ventorreños están empadronados en Loja y la otra en Iznájar. Desde siempre los servicios están compartidos entre los dos Ayuntamientos, el de Loja recoge la basura, y el de Iznájar se encarga del suministro de agua. Y los mismo ocurre con el colegio, dependiente de Iznájar o el consultorio médico que está en la parte de Loja, los vecinos hacen uso de unos y otros sin problemas.