Córdoba se mantiene a la cola de las provincias españolas por la incidencia de las bajas provocadas por enfermedades o accidentes no laborales entre sus trabajadores. De acuerdo con los datos publicados recientemente por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (los acumulados hasta el mes de abril), es el sexto territorio nacional con una menor tasa mensual por cada mil trabajadores protegidos (16,6) y se encuentra por debajo de las medias andaluza (21) y nacional (28).

De este modo, la estadística (que no incluye a los autónomos) pone de manifiesto que las bajas laborales han aumentado de forma leve en los últimos años, aunque, por el momento, el 2020 continúa la tendencia del ejercicio pasado en cuanto a la incidencia y la media de los procesos iniciados, que ha sido algo superior este año, con 4.350 expedientes al mes. Por otro lado, llama la atención que la duración media de las bajas finalizadas entre enero y abril ha sido de 46 días frente a los casi 57 del 2016, pero en ese año se iniciaban 3.102 procesos cada mes.

El impacto del coronavirus

Este escenario, no obstante, ha sido sacudido por la pandemia de coronavirus como ha ocurido en el resto de los ámbitos sociales y económicos. Desde la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), su representante en Córdoba, Inmaculada Rufián, afirma que el covid-19 incrementó en torno a un 80% la cifra de trabajadores que estaban de baja respecto a febrero. En este porcentaje se incluyen las incapacidades temporales motivadas por la pandemia, en colectivos especialmente sensibles al virus SARS COV-2 y en aquellas personas contagiadas o que han estado en contacto con infectados, y aquellos profesionales que ha sufrido una patología común.

En efecto, la estadística de la Seguridad Social indica que, en el conjunto del sistema, hasta abril se iniciaron 3.059 incapacidades temporales relacionadas con esta enfermedad en Córdoba. Un dato destacado si se tiene en cuenta que el primer contagio por coronavirus se detectó el 10 de marzo (el afectado fue un joven italiano) y que el estado de alarma se decretó cuatro días más tarde.

Rufián, que es directora de Fraternidad, señala que «entendemos que ha habido muchas bajas por miedo, más que por contagios (de covid-19) o contactos, pero se vienen resolviendo casi todas y han bajado ya bastante». En esta línea, precisa que «en la mayoría de los casos, las altas no han sido voluntarias, sino por iniciativa del Sistema Andaluz de Salud, que empezó a reaccionar porque se nos fue de las manos», y abunda en referencia al impacto económico en que «ya llevábamos bastante tiempo siendo muy deficitarios y ahora lo somos muchísimo más».

A estas consecuencias de la crisis sanitaria se suman otras, según subraya Rufián, como la prolongación de las bajas por enfermedad común, «porque no había consultas presenciales», o el descenso de los accidentes laborales, que se han reducido en torno a un 20% de acuerdo con sus estimaciones.

Pascual Calderón, uno de los directores de Fremap en Córdoba, confirma que «con la pandemia ha bajado todo» y detalla que los siniestros han disminuido alrededor de un 30% desde el mes de enero hasta junio, mientras que también ha decrecido la baja por enfermedad común, aunque han aumentado mucho las vinculadas a la pandemia.

Javier García, director de Asepeyo en Córdoba, coincide, en líneas generales, con estas consideraciones y, consultado por los efectos que el covid-19 ha tenido en la labor de esta mutua, puntualiza que no se ha realizado un refuerzo de personal para abordar la nueva situación (recordando que estas entidades se encuentran bajo las directrices de la Administración), aunque sí que «ha supuesto una cantidad de trabajo enorme y la gente se ha volcado. También hemos tenido que hacer la gestión del cese de los autónomos», comenta. Así, comenta que, posiblemente, las circunstancias hayan sido similares en el resto de las mutuas y sostiene que «se ha trabajado los festivos y fnes de semana. Esto es una cuestión de dar servicio a trabajadores y autónomos».