Viejos amigos que se reencuentran, acicalarse un poco, quemar los excesos de la Semana Santa, hablar con tus seres queridos, jugar un bingo, tomar un café junto a la ventana o simplemente un poquito de sol. La mayoría de los residentes de DomusVi Remedios en Aguilar de la Frontera, siguen paseando por el jardín a pesar de las alertas. Eso sí, con todos los cuidados y las precauciones posibles.

Coronavirus en Córdoba | Últimas noticias en directo

María Eugenia Luna, su directora, lleva 2 años en ella y cuenta que tras la realización de los test de coronavirus coronavirussus 100 residentes y su plantilla de 61 trabajadores han dado todos negativo. El 70% son mujeres y el 30% hombres. Estas semanas, los titulares han puesto de manifiesto la situación de total vulnerabilidad en la que se encuentran las personas en los centros residenciales sociosanitarios. Los datos se siguen acumulando en España.

Virginia Heredia es trabajadora social y ya lleva cuatro años en esta residencia. Junto a María Eugenia nos explica aquella urgencia cuando establecieron medidas extraordinarias de higiene y protección antes de comenzar el estado de alarma, el día 9 de marzo. «Aquello está dando su fruto ahora», aseguran. Entonces, se cerraron las salas comunes y se desinfectó todo el centro y los departamentos asistenciales. Se aconsejó que los residentes pasaran el mayor tiempo posible en las habitaciones, reforzando las actividades individuales y personalizadas. Virginia cuenta cómo seguían saliendo a hacer gimnasia en los pasillos, cómo se hacían sus terapias de rehabilitación y no se olvidaban de las terapias específicas en salas individuales. Incluso se prepararon ilustraciones, fichas y vídeos para explicar a los residentes qué era esta enfermedad, a qué se debía esta situación y por qué sus familiares no los podían visitar.

Durante este tiempo, los residentes no han alterado sus rutinas. Ambas trabajadores afirman que esa agenda de ocio ha sido adaptada a las necesidades que tienen ahora, teniendo en cuenta la forma individualizada o colectiva con distancias determinadas, por ejemplo, la de habilitar una sala para que sigan haciendo bicicleta. Siempre tomando las precauciones y recomendaciones sanitarias e institucionales.

Se ha creado un grupo de difusión para comunicar todas las actividades y actualizaciones a la familia y se están realizando videollamadas, en ocasiones diariamente. De hecho, es tarea de un miembro del equipo técnico. «Muchos de ellos tiene más contacto que antes, gracias a esas llamadas los pueden ver diariamente, si viven fuera, antes no podían venir a verlos cada día o casi todos los días», explican. En alguna de esas videollamadas alguno de ellos le dice a su familia que «aquí estamos en la gloria».

Además, actualizan su blog para informar de todas las actividades y a través de él y de las redes, la directora asegura estar recibiendo un apoyo colosal de las familias. «Echan de menos el contacto, los besos y abrazos y es lo que más nos cuesta», afirman. Hablan de ese contacto tan necesario y cercano y finalizan diciendo que «el calor familiar no es comparable con nada, pero lo están llevando mejor de lo que esperábamos», afirma Virginia.

María Eugenia dice que el equipo es el enlace físico con la calle: «Somos el referente que ellos tienen del exterior y estamos volcándonos y poniéndoles una sonrisa». Transmiten con positividad los mensajes que vecinos, familiares y amigos les dan ante la situación y cada día vuelven al trabajo en lugar de darles la espalda. «La plantilla se está volcando al 200%», dice. Cuando salen de la residencia es cuando comienza la alerta para ellas por lo que tienen que extremar las precauciones «para poder volver mañana al trabajo». Las familias y la plantilla se han volcado con ellos y dan las gracias a los residentes por hacer el día más fácil y por tomárselo tan bien. «Ellos están bien, están genial», concluyen.