Pensé que el mundo era de los valientes y me tiré al barro”, dice el cordobés Rafael Horcajada para explicar porqué aceptó la oferta de la empresa para la que trabaja en Quito, Ecuador, desde hace casi un año.

Master en Ingeniería Civil y Posgrado en Project Management Professional, Rafael es el director en Sudamérica de Construcciones Diez y Diez Andalucía, del Grupo Aldilop. En esencia, su trabajo tiene como principal objetivo la implantación de esta constructora española en la región noroeste de Sudamérica. Por eso, una parte muy importante de su tiempo la dedica a viajar, manteniendo todo tipo de contactos a nivel político y técnico y desarrollando las distintas líneas de negocio de la compañía, así como controlando el desarrollo de los proyectos ya contratados.

“Un día estás en plena selva amazónica, en un proyecto de depuración de aguas residuales -explica el ingeniero cordobés- y el siguiente sentado en el despacho de uno de los políticos más importantes del país”.

A Rafael le queda poco tiempo para el ocio, aunque desde que llegó su mujer aprovechan para conocer juntos lugares emblemáticos de la región. Porque los primeros meses estuvo solo. “Esos primeros meses fueron lo más difícil, hasta que llegó Concha. En todo caso,me vine con la intención de abrir la mente y enfrentarme a lo que me encontrase.

Al final, está resultando ser una experiencia que te hace crecer en todos los sentidos y con ese ímpetu lo afrontamos”. La vida en Ecuador es muy diferente, cuenta Rafael. Se trata de un país con muchos contrastes sociales. “En ciudades como Quito, Guayaquil o Lima hay zonas muy delimitadas donde la vida esmuy parecida a Europa y el nivel es el mismo o mayor -explica-, debido a que la riqueza del país se aglutina en unos pocos y esos pocos viven juntos”.

Como directivo de una importante empresa española, Rafael y su mujer viven en una de esas zonas privilegiadas de Quito. “Tenemos suerte de poder decir que cuando nos movemos por aquí, tenemos todo a nuestro alcance”.

Pero hay otra cara, la más deprimida y subdesarrollada, de Ecuador. “En estas mismas ciudades o en las poblaciones de la selva ecuatoriana la pobreza está al alcance de la mano y convives con personas que lo más que te pueden ofrecer es un plato de arroz”, señala Rafael, quien se muestra impresionado por la hospitalidad de la gente que vive en estos lugares. “No he vivido nunca algo así. Son capaces de no comer y ofrecerte los peces que han pescado por la mañana con tal de hacerte ver lo agradecidos que están de que estés allí, desarrollando un proyecto (una depuradora de aguas residuales) que hará que su gente pueda vivir en un ambiente sano y bañarse en los ríos sin exponerse a enfermedades de toda índole. Esta generosidad choca cuando vienes de Europa”.

San Francisco de Quito, la ciudad donde viven Rafael Horcajada y su esposa, es la capital de Ecuador y la segunda ciudadmás poblada, con más de 2 millones de habitantes, tras Guayaquil, con 2,5millones.

Quito está rodeada por los volcanes Pichincha, Antisana, Cotopaxi, y Cayambe que conforman el contorno andino. “Es una ciudad monumental espectacular, digna de mención en cualquier guía turística, pero no hay nada que me recuerde a Córdoba ni que se le parezca”, señala Rafael.

EL NIVEL DE VIDA

Según cuenta el cordobés Rafael Horcajada desde Quito, la gran mayoría de los productos son bastante más baratos en Ecuador que en España. “El Gobierno de Rafael Correa está disponiendo políticas para erradicar la pobreza extrema en el país y que la gente pueda vivir dignamente aunque sea con poco, y esto ha propiciado que los productos de primera necesidad sean muy baratos, como fruta, verdura o grano. Incluso el pescado y la carne son más baratos que en España, aunque enmenor proporción”.

Pero donde Rafael sí ha notado una “diferencia abismal” ha sido en el combustible. “Un galón de diesel, que viene a ser unos 4 litros, cuesta 1 dólar. Aquí la moneda oficial es el dólar americano”, señala. “Da gusto llenar el tanque de gasolina”, añade. Quito es una ciudad donde se mezclan el estilo colonial y la arquitectura moderna. “Tiene zonas muy bonitas, sobre todo el centro -señala el cordobés-. Se han preocupado por conservar los vestigios coloniales españoles de la época y la verdad es que es una zona preciosa”.

Pero tanto Rafael como su esposa echan de menos Córdoba. Él, además, es un gran aficionado al fútbol, e intenta seguir al Córdoba CF, “aunque sea luchando con la diferencia horaria”.

Ambos saben que aún pasarán unos años antes de volver a casa. “Claro que algún día nos gustaría regresar. Córdoba siempre lo tiene uno en un rinconcito del corazón”, apunta Rafael.