Antonio Jorge Márquez del Pino vive en Múnich desde junio del 2012, pero llegó a Alemania antes, en septiembre del 2009, cuando recaló en la ciudad de Ulmcon con una beca Erasmus. Era su último año de ingeniería de Telecomunicación. Y fue allí donde comenzó el proyecto fin de carrera, en el Departamento de Optoelectrónica de la universidad de esta ciudad germana. Y acabó la carrera, pero no se desligó de la Universidad de Ulm, hasta que obtuvo un trabajo que lo llevó a Múnich.

En la actualidad, Antonio Jorge trabaja en una empresa consultora en el FIZ (Centro de Investigación y Desarrollo) de BMW como ingeniero en el desarrollo de dispositivos electrónicos. El trabajo no esta lejos de su casa. “En metro tardo unos quince minutos de puerta a puerta, y en bicicleta incluso algo menos”, señala este cordobés de Montilla, de 28 años de edad. Echando la vista atrás, Antonio Jorge cree que la suya no fue una adaptación difícil. “Fue una poco a poco -cuenta-. Desde la beca Erasmus hasta mi situación actual como trabajador en Múnich conviví con mucha gente y fui haciendo amigos, de los que muchos han acabado trabajando en Múnich, como yo”. Además, durante su paso por la universidad alemana fue alcanzando progresivamente el nivel de alemán necesario para su actual trabajo, por lo que el idioma -con el inglés como base- no fue una barrera.

Aunque la jornada laboral de Antonio Jorge es de ocho horas, cuenta con “cierta flexibilidad en los horarios”, de forma que, si el trabajo lo permite, puede entrar antes y adelantar la salida para aprovechar más las tardes. Eso sí, las actividades a las que dedica su ocio varían según la época del año. “En primavera y verano, cuando el tiempo lo permite, hago deporte al aire libre, como tenis, bicicleta o salir a correr -explica el cordobés-. También quedo con los amigos para ir a algún parque o Biergarten, cuya traducción literal es jardines de cerveza”.

Por supuesto que, en el tiempo que lleva allí, Antonio ha aprovechado para conocer algo mejor el país. Algún fin de semana, por ejemplo, aprovecha para salir en bici y hacer rutas por la montaña. “Los Alpes quedan muy cerca y los prealpes son muy accesibles con trenes cercanías a muy buenos precios”, señala.

En invierno, las actividades se limitan mucho por el clima, pero Antonio intenta aprovechar todos los fines de semana que puede para ir a la montaña a hacer snowboard, el deporte que, con la natación, es el que más practica en invierno. “Mi ocio y el de mis amigos está muy relacionado en general con la montaña y la naturaleza, ya que nuestro entorno da muchas oportunidades para ello y a precios muy asequibles”.

Sin embargo, la vida en Alemania es, en general, algo más cara, según este cordobés. “Y Múnich en particular es una de las ciudades más caras de Alemania -dice-. Sobre todo en el precio de la vivienda, tanto de alquiler como de venta, que es muy alto”.

En el día a día no hay diferencias excesivas, según Antonio, pues hay supermercados con precios cercanos a los de España, excepto en productos como la fruta y la verdura. “Comer en restaurantes y salir a bares o pubs sí es más caro aquí, por norma general”.

UNA CIUDAD CON ENCANTO

Múnich es la capital del estado de Baviera y la tercera ciudad alemana tras Berlín y Hamburgo por el número de habitantes, más de un millón.

“Hay muchos lugares que me gustan en la ciudad -nos explica Antonio Jorge-, desde los más conocidos como la Marienplatz, con el nuevo ayuntamiento; Odeonsplatz o Viktualienmarkt, hasta barrios menos famosos pero con mucho sabor, como Schwabing, donde vibo, o Isarvorstadt, que es un barrio cerca del río con buen ambiente en la vida diurna y también en la nocturna”.

A nuestro cordobés también le gusta el río Isar, sobre el que creció la ciudad, y que, cuando hace buen tiempo, ve como las zonas verdes de sus orillas se llenan de gente haciendo barbacoas e incluso bañándose.

Por supuesto, si Antonio Jorge nos tuviese que guiar en una visita a Múnich, no se olvidaría de llevarnos a los ya mencionados, y muy típicos, Biergarten, “que se pueden encontrar por toda la ciudad y en los que está permitido llevar la comida de casa para consumir junto con la cerveza que se vende allí”, aclara el cordobés.

Pero, sobre todo, a Antonio le “encanta” la cantidad de parques y zonas verdes que tiene Múnich. Desde el Englischer Garten, de casi 400 hectáreas, al Olympiapark. Múnich fue sede de los Juegos Olímpicos de 1972. Antonio Jorge no sabe cuando volverá a Córdoba. “ Por supuesto que me encantaría que se me planteara una opción laboral interesante en España. Ahora mismo estoy en Múnich disfrutando la ciudad ymi vida actual”.