Praga, la capital de la República Checa --antes del Reino de Bohemia y de Checoslovaquia--, es considerada una de las ciudades más bellas del mundo.

Con 1,2 millones de habitantes, que superan los dos millones si se incluye toda el área metropolitana, Praga cuenta con una larga historia y una amplia lista de hijos ilustres, entre los que destacan escritores universales como Kafka.

A orillas del río Moldava, desde 1992 el casco histórico de Praga es Patrimonio de la Humanidad.

Y aquí, desde agosto pasado, vive el cordobés Rafael Alcázar Galán, de 24 años, representante de servicio a clientes españoles y portugueses en ADP , una empresa americana, "nada conocida en España, muy conocida en EEUU", aclara Rafael.

ADP es una compañía extendida en todo el mundo, que presta servicios de recursos humanos, con clientes como Microsoft, Apple, Alcatel, Philips o American Express. Una empresa con una filosofía del trabajo muy americana. "Me llamó mucho la atención ver que en la delegación teníamos desde un futbolín a la Playstation, hasta máquinas de café y bebidas o cursos de idiomas a nuestra disposición, y todo gratuito".

Antes de llegar a Praga, Rafael, diplomado en Ciencias Empresariales y licenciado en Márketing, trabajó en varias empresas en Córdoba como becario en prácticas o como comercial. "Por respeto, no diré los nombres de aquellas empresas, pero no me sentí valorado en ningún momento". Así que, ante las pocas oportunidades que se le ofrecían en España, nuestro cordobés decidió, como muchos otros, hacer las maletas. ¿Pero por qué a Praga? Pues por la más poderosa de las razones: "Mi novia es de origen checo --explica Rafael-- y se encontraba estudiando en Córdoba. Fue ella quien me habló de las grandes posibilidades de encontrar trabajo en Praga si hablas inglés, español y portugués, como era mi caso".

Rafael envió currículums a varias ofertas de trabajo en Praga. "Antes de venir ya tenía planeadas tres entrevistas. Empecé a trabajar tan solo una semana después de llegar al país".

La adaptación a su nueva vida en Praga no fue difícil. "Recibí mucha ayuda tanto por parte de mi novia como de sus padres", cuenta Rafael. Además, cuando llegó, en pleno mes de agosto del año pasado, se llegaron a registrar en Praga hasta 40 grados centígrados. "Me sentía como en casa", señala el cordobés.

Luego, en el trabajo, Rafael coincide con gente de varios países, al tratarse de una empresa internacional, por lo que la adaptación también fue bastante natural. "Quizás a lo que más cuesta adaptarse es a los horarios --dice--. Sobre las 12.00 se almuerza y después, a trabajar, sin pausa o sin la correspondiente siesta".

Por lo demás, según este joven cordobés, en Praga casi el 100% de la población habla inglés, "por lo que resulta fácil comunicarte, ya que si lo tuviera que hacer en checo sería otra historia".

En cuanto al día a día, a Rafael le llamó la atención "la tranquilidad de la gente" de Praga. "Creo que son muy sosos, por decirlo de alguna forma --señala el cordobés--. Vas en el metro o en tranvía y hay un silencio extremo, si escuchas a alguien hablar en alto, o se trata de otro español o es un italiano".

Praga es una ciudad "preciosa, de lo mas bonito que he visto, pero le falta un poco de alegría a la gente", concluye Rafael.

VIDA COTIDIANA

Para ser la capital del país, Rafael no ha encontrado caro el nivel de vida en Praga. "Quizás alquilar un piso no sea barato, puede ser como en Córdoba o más caro, pero luego llaman la atención los precios de la comida, donde puedes almorzar por tres euros", explica. Precisamente sobre la comida, Rafael echa de menos, sobre todo, el pescado. "Soy un amante del pescado y aquí brilla por su ausencia. Y si lo encuentras es caro y malo". Del resto de la gastronomía checa, "está buenísima", dice el cordobés, pero a continuación añade que, después de unos meses "llega un momento en que echas de menos unos calamares fritos o unas gambitas, y eso por no mencionar unas tapitas con tu caña de cerveza".

Y hablando de ocio y tiempo libre, Rafael destaca la actividad cultural de Praga, "con mucho para ver y aprender, y pequeñas ciudades cercanas como Karlovi Bari, que son preciosas". Pero lo que más le gusta de Praga a este cordobés son sus parques. La ciudad tiene muchos y muy grandes. Lugares donde pasear es un placer y desde donde se pueden encontrar las mejores vistas de la ciudad. Por supuesto, Rafael recomienda a cualquiera que visite la capital checa ir a la zona del Puente de Carlos, conocer la Plaza de Wenceslao y la Catedral.

Aún así, y aunque en Praga no está solo, Rafael echa de menos a la familia, los amigos, y estos días "al mágico mes de mayo cordobés, con esa alegría, ese arte y ese sol que aquí tanto se añora".