La preocupación y los mensajes de confianza y unidad acaparan las conversaciones de los vecinos de Santa Eufemia tras el brote de coronavirus que ha afectado de lleno a la residencia de mayores Nuestra Señora de África.

En las calles el movimiento es escaso, sobre todo al marcharse quienes vinieron de vacaciones. Por la mañana los vecinos salen a hacer la compra, dar un paseo o acercarse a alguno de los bares abiertos, mientras que por la tarde muchos optan por quedarse en casa.

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La situación es difícil de asimilar, ya que el pueblo, situado en el extremo norte de la provincia, ha pasado en apenas diez días de estar libre del coronavirus a sufrir el contagio de 27 residentes y 3 trabajadores de la residencia municipal, según la Junta, o 22 residentes y 11 empleados, con los datos que maneja el Ayuntamiento. Solo los trabajadores que han dado negativo acceden al interior, con el director, Juan Luis Barbancho, al frente.

Fue el 2 de septiembre cuando se informó de los primeros casos en la población y en la noche del pasado jueves el Ayuntamiento desvelaba, a través de un comunicado firmado por el alcalde, Antonio Castillejo, que «este maldito virus nos ha golpeado donde más nos duele y donde más temor teníamos de que ocurriera, en nuestra residencia de mayores».

La dirección del centro señala que se puso en marcha el plan de contingencia y que se ha sectorizado la residencia con los mayores en sus habitaciones, «a los que mantenemos controlados en todo momento». Salvo un caso que ha precisado de hospitalización, el resto de afectados están asintomáticos.

Una vecina de la localidad señala a este periódico desde su domicilio que «la situación es angustiosa porque no sabemos dónde va a llegar todo esto». Asegura que desde hace dos semanas «no hacemos vida normal, solo se sale lo imprescindible», y añade que «recordamos lo que ha pasado en otras residencias y tenemos la esperanza de que todo vaya aquí bien».

Otro vecino, José Antonio Castillo, explica que «lo que más se comenta es cómo ha cambiado la situación con lo bien que estábamos, sin ningún caso en estos seis meses, y ha sido un mazazo», a la vez que destaca que en este pueblo de unos 750 habitantes «nos conocemos todos y claro, también a los mayores, a los trabajadores de la residencia y a sus familias y existe preocupación», aunque «también con la tranquilidad de que de momento están asintomáticos y ahí nos agarramos para animarnos».

En la cola de la panadería, donde se guarda la distancia de seguridad, en la farmacia o en los dos comercios de alimentación, los calabreses dicen que «saldremos de esta» y «somos gente fuerte y esta mala racha pasará», además de intercambiarse mensajes de ánimo. Pepa Ruiz, que pertenece a la Asociación de Mujeres, recuerda las mascarillas que hicieron durante el confinamiento y señala que «hemos sido un pueblo muy responsable y se han venido cumpliendo las normas», por eso desea un buen desenlace para la situación de la residencia y asegura que «los mayores lo han dado todo por nosotros y se merecen lo mejor».

Santa Eufemia rebosa belleza. Situada a los pies de su sierra coronada por el castillo árabe de Miramontes, destaca la muralla, la iglesia mudéjar o las vistas de la comarca, y por so quieren sus vecinos que se les conozca.