Al entrar la provincia de Córdoba en la fase 1 de la desescalada, la hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de Pedro Abad ha vuelto al culto tras abrir sus puertas la ermita del Santísimo Cristo de los Desamparados.

Para ello, la junta de gobierno ha decidido que la imagen esté ataviada de luto, algo insólito para el tiempo de Pascua que vivimos, donde lo lógico sería que luciera la saya blanca. Con este gesto se pretende brindar un homenaje a las víctimas de la pandemia de coronavirus que asola España.

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El ajuar elegido es la saya de las adoratrices, bordada en oro fino por esta congregación durante la mitad del siglo pasado, acompañada por un manto de vistas del mismo color.

La Reina de Pedro Abad no lleva, en esta ocasión, ningún tocado, lo que realza más el dramatismo de la estampa.

La hermandad informa que completa esta indumentaria la “corona del cincuentenario” de plata cincelada, diseño de Antonio Villar Moreno, así como el corazón compañero. Como hecho peculiar, el vestidor Rafael Jódar ha depositado en las manos de la Madre de Dios un pañuelo negro, color nada habitual para esta prenda, que suele ser blanca. Este gesto de luto también se realizó tras los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. En la otra mano, esta bendita imagen, que celebra los 80 años de la llegada a la villa perabeña, sostiene un rosario de azabache del mismo color.