Al asomarnos a la fértil Vega del Guadalquivir desde un privilegiado balcón, la balsa de riego de la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Genil, nos encontramos con cultivos de cítricos, olivar, almendros, nogales, fruta de hueso, algodón, cebollas y espinacas (los dos últimos cultivos se estaban regando el 26 de octubre). La inversión de los regantes y de la administración para tener garantías de riego permitió la modernización de esta comunidad con la construcción de una balsa de acumulación de un millón de metros cúbicos. Pese a la imagen, la alerta de sequía está ahí. Amenazante. Mañana, de hecho, se reúne la comisión de desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en Sevilla.

Las infraestructuras hidraúlicas, que se han convertido en atractivos para agricultores locales y foráneos que se instalan en la zona diversificando los cultivos, permiten estar a la espera de una producción de 400 hectáreas de almendro y 300 de nogales.

La otra cara de la moneda: esta balsa de acumulación se ha recuperado gracias a los casi 100 litros caídos en la tormenta de la noche y madrugada del 17 y 18 de octubre. Este agua ha aliviado la campaña del cultivo más social que hay en Palma del Río: la naranja, con 450.000 jornales en la zona.

Desde este balcón imaginario se divisa la Cooperativa Agrícola de Regantes. Su gerente, David Chao, recuerda que «la riqueza de un país es el agua». Esta cooperativa reúne cítricos, olivar, almendro, cereales y pienso para ganaderos. Chao explica, además, que si no llueve se plantean la siembra de nuevos cereales. Sobre los cítricos, señala que las variedades tempranas se están recolectando ya, y que «el riego y el agua caída han sido fundamentales; las tardías necesitan agua». En este mismo sentido se pronuncia el técnico del Ifapa Francisco J. Arenas, que afirma que «climatológicamente ha sido un año complicado, el agricultor ha sabido mantener la variedad del cultivo», aunque añade que «si no llueve, en Navidad habrá problemas».

Desde Hornachuelos, Manuel Ruiz, Foasat, señala que, «después de la lluvia, el árbol que ha estado parado tres meses, se ha reactivado». Desde Hermanos Heredía, en el núcleo palmeño de El Mohíno, que trabajan con Sunarán y atienden a fruteros, dicen que «el agua que ha caído le va a dar zumo a la naranja» y que «habrá menos estrío». También trabajan la sandía, y apuntan que pueden reducir la producción «a la mitad sí la cosa sigue así».

Palma del Río tiene una superficie regable de 10.467 hectáreas, Hornachuelos dispone de 10.460, Almodóvar del Río, 5.540, y Posadas cuenta con 5.145 hectáreas de regadío. Estos datos, extraídos del Sigpac 2014, ponen de manifiesto que en Palma la mayor parte del regadío se dedica a tierra arable, seguido por la superficie citrícola, olivar y frutales.

Desde la Comunidad de Regantes de la Margen Derecha del Genil, su gerente, Juan Carlos Moreno, confirma que la campaña de riego se ha ampliado este año al 15 de octubre, debido a la situación de sequía. La naranja se riega por goteo y puntualiza que «por goteo se gasta poca agua». Además, apunta que la lluvia del día 17 fue positiva ya que «en este último tramo es donde la naranja coge el calibre». Moreno afirma que los cultivos anuales, que se recogen en septiembre, están salvados. Alberto González, de la Comunidad de Regantes de la Margen Izquierda del Genil, por su parte, subraya la importancia de las infraestructuras, aludiendo a la balsa de acumulación que abastece a los 600 comuneros que pertenecen a esta regulación.

Desde ambas comunidades se alerta de que «cuando no hay agua, no hay agua»; que «los pantanos están al 25%»; que «tiene que llover en cabecera de la cuenca»; que «si no llueve para la próxima campaña, habrá restricciones», y que se necesita otra regulación: «No se trata de más agua, hablamos de la misma dotación, pero de otra forma».