La laguna de Jarata se sitúa en una pequeña depresión de materiales impermeables pertenecientes al Triásico, en el término de Montilla, a unos tres kilómetros y medio del casco urbano. Pozos y antiguos canales de drenaje se distribuyen entre sus terrenos, que suelen encharcarse entre dos y tres meses en épocas de gran pluviosidad. Este humedal se nutre del agua de lluvia que discurre por la superficie, ya que no posee ningún curso fluvial propio. En este lugar conviven una fauna y una flora diversas. Carrizos y tarajes colorean una gran parte del paisaje, que esconde un habitante menos visible y cuya presencia ha sido descrita: el trébol de cuatro hojas. Por ello, el Ayuntamiento de Montilla promueve su reconocimiento y plantea la puesta en marcha de campañas de educación ambiental sobre este espacio, hábitat de múltiples especies de seres vivos.

Sin embargo, este humedal presenta una alteración generalizada, con una vegetación muy corrompida. Entre los principales problemas que afronta, la Junta señala las labores agrícolas circundantes y la contaminación agraria por fitosanitarios y abonos. Porque, aunque la laguna de Jarata es de propiedad pública, está rodeada de cultivos de olivo de secano. Ante esta alteración, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta trabaja en un proyecto de restauración de la laguna temporal.