El creciente atractivo que los festejos populares, en general, y el toro de cuerda, en particular, han experimentado en la última década volvía ayer a ponerse de manifiesto en Carcabuey, localidad en la que tuvieron lugar las sueltas programadas con motivo de las fiestas en honor a María Santísima de la Aurora.

Tras los preparativos de los días previos (en los que se delimitó con vallas el recorrido que discurre por las calles Pilar, Santa Ana y Obispo Pérez Muñoz, habilitándose distintas zonas para los equipos médicos), en las primeras horas de la mañana comenzaban los últimos repasos al vallado y a las medidas de seguridad, tanto para los animales como para los corredores y público asistente, procedente en su mayor parte de localidades limítrofes y de aquellas provincias como Jaén y Cádiz, donde la afición a las sueltas de reses y encierros sigue en creciente auge.

Éxito de público del que son responsables en gran medida sus organizadores, la Asociación Toro de Cuerda, en colaboración con el Consistorio, las hermandades de la Aurora y el Castillo, y distintas firmas comerciales carcabulenses, que han convertido la localidad de la Subbética en toda una referencia dentro de aquellas en las que el toro de cuerda o enmaromado es una de sus señas de identidad. No en vano, en dos ocasiones, 2007 y 2017, el Congreso Nacional del Toro de Cuerda ha tenido como sede a Carcabuey, lo que da una idea del prestigio y peso de esta dentro de las localidades que conforman la Federación Española de Toro de Cuerda.

Y tras casi un año de espera, unos minutos después de las 12.30 horas, desde el balcón del Ayuntamiento se lanzaba el cohete que anunciaba la salida de la primera de las cuatro reses programadas --dos toros y dos vacas, una de ellas donada por Kiosko el Vasco y Almazaras de la Subbética-- pertenecientes todas a la ganadería cordobesa de Madroñiz, propiedad de José García Guillén. Al ser menor el número de corredores que los que horas más tarde se dieron cita en las sueltas vespertinas, por la mañana se asistió a bonitas carreras por parte de los mozos de cuerda y corredores, especialmente en las calles Santa Ana y Pilar, aprovechando en esta última la enérgica salida de las reses.

Los más pequeños también fueron ayer protagonistas en el denominado encierro infantil, en el que, como se viene observando en los últimos años, la participación va en aumento. Así, minutos después de encerrarse Rebufo, el toro que había sido protagonistas de los momentos previos, desde el cajón de las reses salía el carretón confeccionado para la ocasión, que hizo las delicias de los futuros mozos de cuerda, algunos de los cuales ya dieron sobradas muestras de su habilidad ante la res simulada.

De manera casi paralela al encierro infantil, en la Plaza de España se había preparado un suculento almuerzo popular para reponer fuerzas, preparado por integrantes de la hermandad de la Aurora, que daba paso a una animada verbena como preámbulo a las dos sueltas vespertinas, en las que, en esta ocasión con un mayor número de corredores en el recinto, nuevamente pudieron presenciarse emocionantes carreras, observadas por un importante número de público que llenó por completo todo el recorrido. La fiesta continuó posteriormente con la verbena con la que se ponía el broche final a una intensa jornada, en la que no se registraron incidentes dignos de mención y en la que el toro de cuerda, como era de esperar, volvía a ser el gran protagonista de la misma.

Habrá que esperar tan solo catorce días para asistir a otras cuatro nuevas sueltas, en este caso, el sábado 7 de septiembre, en esta ocasión en honor a María Santísima del Castillo, patrona de Carcabuey. Como ayer sábado, están programadas para las 12.30 horas y las 18.30 horas, tomando parte otros cuatro ejemplares de la ganadería cordobesa de Madroñiz, en concreto, dos toros, Milano y Enfocado, y dos vacas, Ojalatera y Reajera, esta última donada por Almazaras de la Subbética y Bar Casa Adelina.