El pasado viernes se cumplía la fecha fijada por Donald Trump para implantar los aranceles de un 25% a algunos productos agroalimentarios andaluces, entre los que se encuentran el vino y el aceite de oliva o los derivados del cerdo. Una medida que, según los cálculos de los últimos años, puede suponer a la provincia de Córdoba unas pérdidas de unos 300 millones de euros en los próximos años, puesto que Estados Unidos es uno de los principales destinatarios de las ventas en el exterior de aceite cordobés. Ignacio Fernández de Mesa, presidente de la Cámara de Comercio y presidente de Asaja Córdoba, hace para este periódico una valoración de la situación.

-El viernes llegó la fatídica fecha del 18 de octubre. ¿Están los empresarios cordobeses preparados para este cambio de situación?

-Pues es difícil estar preparado para una medida como esa, cuando se ha anunciado hace apenas unas semanas. Porque, además, esta situación lo que exige es una reestructuración de todo el proceso exportador, así como de la actividad del envasado.

-Estamos hablando del aceite, pero también hay otros productos derivados del cerdo, con una empresa como Covap que también lo sufrirá de manera notable, o los vinos en menor medida.

--No en menor medida. Es verdad que es mayor el daño en otras provincias, pero también es importante el perjuicio que causará en Córdoba. También hay productos como el queso y, lógicamente, los ibéricos, en los que se ha hecho un gran esfuerzo por ganar mercado, y eso supone un golpe tremendo.

-Hemos hablado al principio sobre si los empresarios estaban preparados, pero ¿el Estado, la Junta, las administraciones lo estaban? ¿De qué manera deben reaccionar ante una situación como esta?

--Bueno, de las administraciones sobre los aranceles solo ha habido palabras, pero lo que no ha habido son soluciones. Yo creo que la medida importante debe venir de la Unión Europea para que la OCM resuelva pronto el contencioso abierto con Boeing, que es lo que ha generado el conflicto, ya que sí lo ha hecho con Airbus.

-Precisamente, el hecho de que el conflicto haya surgido por las ayudas públicas recibidas por Airbus (que también las recibe Boeing) ha generado que España, al participar de dicho proyecto, haya sido castigada frente a otros países competidores y productores de Europa que no lo sufrirán, quedando en franca desventaja. ¿Cómo se puede resolver ese agravio?

-Bueno, les afecta a otros, lo que pasa es que el aceite arroja unos datos importantes. Estamos hablando de 300.000 toneladas, que es una cifra muy alta. Nosotros hemos desbancado ya a Italia en las ventas de aceite a Estados Unidos. Pero bueno, qué medidas se deben tomar, pues en primer lugar iniciativas de apoyo a las empresas para poder reinvertir en el exterior. Yo creo que hay que intervenir en la medida de lo posible para llegar a otros mercados. Se ha autorizado el almacenamiento privado, eso es cierto, para regular las ventas, pero no es suficiente.

-Algunas empresas italianas están ofreciendo a los productores españoles envasar el aceite allí y comercializarlo como italiano. Eso supondrá, supongo, una pérdida de precio, ¿no?

-Bueno, pero hay un asunto más importante, que creo que es el esfuerzo que se ha venido haciendo desde la industria española para conseguir un mercado exterior con la marca España y esto lo lleva al traste y, lógicamente, envasarlo en otro país, hace que todo lo que se ha conseguido con el paso de los años se pierda. Por eso creo que hay que abordar la situación de otra manera, lo importante es tratar de reducir los aranceles.

-¿Deteriorará esta medida las relaciones comerciales entre Estados Unidos y España (y Córdoba, por lo tanto) en cuanto a otros productos que se venden allí?

-Hombre, claro. Las relaciones comerciales, de algún modo, se van a desestabilizar, pero materialmente los esfuerzos de las empresas por vender en cualquier país harán que se trate de seguir. En ese sentido, por ejemplo, el ibérico ha trabajado mucho por conseguir introducirse en ese mercado… Así que yo creo que lo que habrá que hacer será seguir trabajando en la calidad. Y la calidad habrá que defenderla a tope y habrá que hacerlo con responsabilidad y poniendo en valor el trabajo tan tremendo que han hecho nuestras almazaras y cooperativas. Habrá que poner más esfuerzo, dinero y otra vez para arriba. Hay que repartir las cartas de nuevo y comenzar el juego.

-Aunque se ha dicho ya la cifra, la repercusión en Córdoba de esta medida es de unos 300 millones de pérdidas, ¿no?

-Sí, más o menos. Es una cantidad muy importante, porque no son tantas las empresas que exportan por 300 millones de euros como para que ahora se les dé un golpe como este.

-Y sobre todo, los años que les ha costado llegar a esas cifras.

-Claro. Es lo que decía antes, la cantidad de inversión que se ha producido y el trabajo en la búsqueda de estos mercados, intentando conseguir la atención de los consumidores.

-¿Cree que se puede reconducir la situación?

-Pues creo que sí, a base de trabajo y de inversión. Se reparten las cartas de nuevo y hay que volver a empezar y confiar en que los aranceles, de alguna manera, se reduzcan y, hasta que se resuelva lo de Boeing, intentar buscar una solución razonable.