La seca de la encina ha puesto en jaque la sostenibilidad de las dehesas convirtiéndose en uno de los problemas de sanidad forestal que más preocupan a la comunidad científica. A pesar de que se considera al patógeno popularmente conocido como Fitóftora, como el principal desencadenante de esta situación, los condicionantes externos como la sequía extrema también son determinantes en el proceso de muerte del arbolado.

La dehesa ya no sólo se ve amenazada por plagas y enfermedades, sino que los episodios de sequía y lluvias extremas se convertirán en algunos de los principales factores de perturbación a los que tendrá que hacer frente. Por eso, un grupo de investigadores del departamento de Ingeniería Forestal de la UCO formado por Francisco Ruiz, Alejandro Pérez de Luque, Rafael Sánchez, José Luis Quero y Rafael María Navarro, han estudiado la diferente respuesta fisiológica de la encina cuando se enfrenta únicamente al patógeno y cuando lo hace en condiciones de estrés hídrico.

El aspecto más innovador de este trabajo ha sido la evaluación combinada de la respuesta fisiológica y del crecimiento en plantas sometidas a estrés biótico y abiótico, considerando los problemas derivados de la variabilidad natural de la encina.