Cuando la primavera avanza y nos deja los últimos coletazos de un invierno que se ha colado como invitado inesperado, los cada vez más frondosos parques de Puente Genil han ido adquiriendo su mejor color para la tradicional romería de San Marcos. La localidad del sur de la provincia, como otras tantas, celebró ayer un día festivo que dio para muchas alternativas a los vecinos. ¿Los más romeros? No dudaron en colocarse su sombrero de paja, las flores o los volantes para acompañar al santo evangelista. ¿Los menos romeros? Optaron por quedarse en casa, trabajar o hacer turismo.

La procesión, por culpa de las fuertes lluvias caídas a primera hora, se inició con una hora de retraso desde la iglesia del Hospital y discurrió por algunas calles del casco urbano hasta que, llegado al tramo final, el tiempo volvió a convertirse en el peor enemigo. La organización decidió no completar su recorrido y dio continuidad a su celebración en las inmediaciones de la Cuesta del Molino, donde la Hermandad del Rocío de Puente Genil celebra cada año el inicio de su camino hacia Almonte. Todo ello no impidió ver la tradicional estampa del Parque Príncipe de Asturias (El Garrotalillo), en la que hubo grupos de amigos y familias que disfrutaron de un día en plena naturaleza.