El reparto de ayudas asociadas al covid-19 genera severas discrepancias dentro de un sector del vino especialmente «tocado» por la caída de la hostelería, una fragmentación detrás de la cual se esconde un problema de exceso de producción agravado por la bajada de ventas.

Las organizaciones agrarias, las cooperativas, las bodegas y las denominaciones de origen (DO) elevan sus peticiones al Gobierno central, que en su papel de croupier debe decidir cómo distribuye unos fondos públicos calificados de escasos por todos ellos, informa Efe.

Todos también están agrupados en la Interprofesional del Vino, donde se optó por mandar un mensaje «genérico» tras constatar «que no había consenso», según fuentes del sector consultadas por Efeagro, que revelan que incluso a nivel interno entre las propias cooperativas hay diversidad de opiniones y no se ha pactado una postura común.

La herramienta utilizada para dar ayudas es el Programa de Apoyo al Sector del Vino (Pasve), un plan anual financiado por la Unión Europea (UE) que habitualmente se destina a la promoción internacional, la reconversión de viñedos y las inversiones en bodegas.

En un contexto de pandemia, Bruselas autorizó en el 2020 financiar más medidas a través de este mismo programa pero sin elevar su dotación. De hecho, para el 2021 el presupuesto en el caso español ha pasado de 210 a unos 202 millones de euros; el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ya ha advertido de que el margen para incrementar esta partida es reducido.

En la práctica, a través del Pasve se permite financiar ahora por el impacto del covid-19 otras tres medidas de ayuda: cosecha temprana -adelantar la recolección para obtener uva de mayor calidad y menor rendimiento-; almacenamiento privado y destilación de crisis.