Después de un largo fin de semana festivo en Villanueva de Córdoba con el puente y la Feria del Jamón, fueron ayer muchos los jarotes y visitantes que acompañaron a la Virgen de Luna en la romería de llevada a su ermita de La Jara, en plena dehesa. De esta manera volvía a ella tras haber permanecido en la localidad desde el 21 de mayo.

La salida de la patrona desde la parroquia de San Miguel estuvo acompañada por la lluvia, lo que obligó a colocar una capota sobre las andas. Tras la parada en la cooperativa olivarera, donde los romeros se protegían con paraguas, comenzó el camino de llevada al santuario en el que, a lo largo de sus diez kilómetros y medio, la Virgen de Luna fue rodeada por numerosos devotos.

Después de la parada en el Pozo de la Legua y superado el último tramo del camino, tuvo lugar la procesión alrededor de la ermita, ya sin lluvia aunque con algo de viento. La mañana fue fresca, lo que hizo que los asistentes echaran mano a las prendas de abrigo. La banda municipal de música esperaba la llegada de la comitiva mariana para acompañarla con su música.

A las 12.40 horas, la Virgen cruzaba la verja del recinto hasta llegar a la entrada de la casa de hermandad de Villanueva de Córdoba, donde fueron colocadas las andas para la celebración de la eucaristía, que siguieron los fieles al aire libre desde el patio del recinto y con el acompañamiento musical del coro romero.

El párroco de San Miguel, Antonio Tejero, señaló durante la homilía la nostalgia que supone despedirse de la Virgen de Luna, «aunque cada uno de nosotros estamos en su corazón».

Tejero, que estuvo acompañado por el sacerdote Bernardo López, deseó en la homilía un buen regreso a todas las personas que habían acudido desde fuera e hizo referencia al joven de Pozoblanco fallecido horas antes en un accidente de tráfico.

La Virgen de Luna, que lucía un manto verde con bordado dorado e iba adornada con nardos, fue colocada en el interior de la ermita pasadas las 13.40 horas.

Estará en La Jara hasta la romería de Pozoblanco en febrero.