Dice la copla que 20 años no es nada y si lleva razón menos todavía son diez. Sin embargo, para el lince ibérico en Andalucía lo han sido todo. Se cumple una década de las primeras reintroducciones de ejemplares, en concreto en el Valle del Guadalmellato en Córdoba y en el de Guarrizas (Jaén), que lo han cambiado prácticamente todo para el futuro de esta especie y para el ecosistema en el que viven. Desde aquel lejano 2009 se han reintroducido en Andalucía un total de 247 linces y su población alcanza los 448 ejemplares, siendo la zona de mayor concentración de este felino, repartido en más de 1.668 kilómetros cuadrados.

Pero, sí llamativos son los números, más importante es que en este tiempo se ha conseguido que la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN) haya rebajado la clasificación del lince ibérico de «en peligro crítico de extinción» a solo «en peligro». La fecha mágica de este sutil cambio de valoración fue en julio del 2015. El lince ibérico abandonó la lista roja de la extinción.

Para que este felino pudiera vivir medio tranquilo en territorio andaluz se han tenido que hacer muchos esfuerzos por parte de muchas administraciones y de grupos ecologistas. El programa que ha asegurado la protección de esta especie y su reintroducción en Andalucía, junto con otras zonas de España y Portugal, es el Life + Iberlince, que cuenta con sustanciosos fondos de la Unión Europea.

En concreto, Iberlince concluyó a finales del año pasado tras siete años de actividad imparable en España y Portugal y agrupaba a 27 socios entre instituciones, asociaciones y entidades. Antes ya se habían desarrollado otros dos programas Life Lince, que habían permitido pasar de los 94 ejemplares en 2002, todos ellos localizados en Andalucía, a más de 300 que se extendían a otras comunidades. En 2011 eran 310 los ejemplares contabilizados y, siete años después, la cifra se va a duplicar, ya que se prevé que el censo de este año arroje una cifra superior a 600 animales, de ellos 448 en Andalucía. A día de hoy, hay poblaciones de lince ibérico, además de en Andalucía, en Portugal (Vale do Guadiana y Matachel) y en los Montes de Toledo y Sierra Morena oriental.

Otra buena noticia para esta especie es que se ha alcanzado la cifra de cinco hembras territoriales por área de reintroducción, lo que supone, al menos en teoría, que existe como realidad la opción de una reproducción y repoblación natural. Lo cual, según el Programa Life+ Iberlince, es «esencial» para la recuperación de la especie.

Si volvemos al origen de cómo comenzó la reintroducción del lince ibérico en Córdoba hay que retrotraerse al 2002, un momento en el que solo había cien ejemplares de lince ibérico en libertad en el mundo. Era urgente y preciso establecer los criterios para su conservación y recuperación y la herramienta que se utiliza es el programa Life con fondos europeos y la colaboración constante de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Hay muchas razones por las que se piensa en el valle cordobés del Guadalmellato para ser la primera zona del mundo con la que comenzar las reintroducciones del lince ibérico. Se ensaya por primera vez en el municipio de Villafranca, la experiencia de reintroducir individuos silvestres de otras zonas (Cardeña, Andújar y Doñana), así como usar individuos de cría en cautividad.

Uno de los motivos principales, aunque resulte muy prosaico y evidente, fue la alta densidad de población de conejos, principal alimento de la dieta del lince ibérico. También fue muy importante que la población aceptara la reintroducción de ejemplares y, además, era un territorio de interés para la expansión y crecimiento de las mermadas poblaciones más cercanas de linces ibéricos: Cardeña-Montoro y Andújar. El Valle del Guadalmellato también contaba como ahora con figuras de protección mediambiental que presuponían un ámbito de seguridad.

Para el delegado en funciones de Medio Ambiente de la Junta en Córdoba, Francisco de Paula Algar, la situación del lince ibérico en Córdoba es «buena» tanto por el número de ejemplares en ascenso como por su calificación en la lista de extinción.

Sin embargo, el lince ibérico no vive en un paraíso ni todo es de color de rosa en su ámbito de protección, ya que no son extrañas las informaciones de atropellos de ejemplares en Córdoba y también en España. Según la oenegé WWF, el año pasado murieron 27 ejemplares en las carreteras españolas. Uno de los puntos negros, en relación al atropello de esta especie, se encuentra en la provincia de Córdoba y es la N-420, que une Cardeña y Montoro. Más triste aún fue la noticia de finales del mes pasado cuando se encontró el cadáver de uno de estos felinos con 300 plomos de escopeta en su interior y, concretamente en el Valle del Guadalmellato.

Life Iberlince II

Precisamente, conseguir el intercambio fluido y seguro de ejemplares entre las poblaciones de las áreas de reintroducción es uno de los retos y objetivos principales del futuro proyecto Life Iberlince II, que se prevé que pueda estar en funcionamiento a lo largo de este recién estrenado 2019.

De ser aprobado por la UE, tras haber pasado ya la fase de evaluación, el segundo Life Iberlince tendría un desarrollo de cinco años y contaría con 30 millones de euros europeos para su ejecución, según informa la Junta. El fin, último y deseable, de este proyecto es seguir aumentando el número de ejemplares y conectar sus poblaciones con la intención de que su amenaza de desaparición del planeta vuelva a suavizarse y su categoría sea la de «especie vulnerable a la extinción». El nacimiento de 125 linces ibéricos en el 2018 y una población de más de 600 ejemplares auguran un futuro menos pesimista para el lince ibérico.