Antonio de los Ríos, alcalde de Baena en la Segunda República, fue ayer el protagonista de un acto de reconocimiento que sirvió como clausura de la exposición Hubo en Baena una guerra, organizada por la asociación cultural Iponubensis. Su presidente, José Manuel Cano Mauvesín, recordaba una de las frases de Antonio de los Ríos: «Aquí se viene a administrar, no a hacer política». Añadió que lo que más se conoce es «la anécdota de que fue el alcalde que prohibió las procesiones» y, sin embargo, fue un hombre que «hizo muchísimo más», como crear una beca de estudios para niños y niñas, una persona que comenzó a separar Iglesia y Estado. Además, «buscó el progreso social del pueblo a través de la cultura», creando la biblioteca pública en ese período y comenzó muchas obras públicas.

Sobre la época de la Segunda República, Cano Mauvesín señala que en Baena fue una etapa difícil, que comenzó con una impugnación de las elecciones, con un alcalde interino que fue Juan de la Cruz, con una mala situación económica y gestionar sin recursos era difícil. Por su parte, el alcalde de Baena, Jesús Rojano, comentó que Antonio de los Ríos «merece este recuerdo ya no solo por la gestión, que fue un periodo corto, sino por la situación de inestabilidad política y la tensión que se vivía en aquel momento en España. «Merece este reconocimiento por todo lo que luchó y como una víctima más de un alzamiento que supuso realmente el desencadenante de esa guerra», concluyó Rojano.