Si por algo destaca la comarca del Alto Guadalquivir a nivel de infraestructuras es por sus puentes, que forman parte del paisaje que sortea el curso fluvial de uno de los ríos más importantes de España, que al mismo tiempo vertebra la zona desde Villa del Río hasta Villafranca, pasando por Montoro, Pedro Abad y El Carpio.

Desde la antigüedad, con dos puentes romanos, uno en Villa del Río, sobre el arroyo Salado, y otro en Montoro -junto al término municipal de Pedro Abad-, que formaban parte de la Vía Augusta, esta comarca se ha caracterizado por ser una de la que más puentes existen. De este a oeste, además de los que actualmente forman parte de la autovía de Andalucía, que salvan en diversos puntos el paso del río Guadalquivir, la comarca cuenta con puentes que han formado parte de su historia. En numerosas ocasiones, el nivel del agua ha llegado incluso a superar su altura, pero han sido claves para que sus vecinos y visitantes puedan atravesar y comunicarse entre territorios, donde, hasta los años setenta, llegaban a utilizarse barcas para atravesar el río en distintos puntos.

Concretamente, en Villa del Río, destaca el puente romano, que ha sufrido las embestidas del agua del arroyo Salado, sufriendo el deterioro continuo y que ha hecho que durante su historia haya tenido que ser restaurado, siendo utilizado por el tráfico rodado hasta que en el año 1965 se construyera junto a él el puente de la antigua carretera nacional IV. En la estructura del paso romano se observan también sillares medievales, modernos y del siglo XX. Fue considerado el puente romano mejor conservado del sur de España. Este puente ha servido de dormitorio para peregrinos, de descanso a caminantes y de parada para muchas familias errantes.

Sobre el río Guadalquivir se localiza el Puente de Hierro, que se incluyó en el Plan General del Estado (Proyecto de Desarrollo de carreteras de la Nación), una carretera que va desde la Estación de Villa del Río al empalme con la de Andújar y Villanueva del Duque. El ingeniero Antonio López Bermúdez fue el encargado de realizar la memoria de esta obra, cuya documentación y estudio se inició a finales del siglo XIX y se inició a comienzos del XX. Se inauguró en el año 1905 y el presupuesto de contratación fue de 544.292 pesetas. En el año 1936, durante la guerra civil, sufrió la destrucción del primer arco, dejándolo fuera de servicio y volviendo a su uso tras la restauración en el año 1950/51. Actualmente, debido al deterioro de este paso elevado, la Consejería de Fomento, Infraestructuras y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía ha adjudicado el proyecto de mejora y rehabilitación del Puente de los Tres Ojos o Puente de Hierro sobre el río Guadalquivir, en Villa del Río, por un total de cuatro millones de euros.

Puente de hierro de Villafranca tras su restauración

El concurso lo ha ganado la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Magtel y Hierros Fuente Palmera. Ambas firmas acometerán los trabajos de reforma por 4 millones, lo que supone una rebaja del 10,2% sobre el presupuesto de licitación, que era de 4,51 millones de euros. En concreto, 459.000 euros menos. Este proyecto de mejora del puente ha venido siendo una demanda histórica del municipio, en la que las distintas fuerzas políticas han insistido, sobre todo porque es uno de los pasos naturales de la localidad hacia el polígono El Pelícano, área de desarrollo industrial con grandes firmas como Duplach y una planta de hormigón. Son numerosos los vehículos de alto tonelaje los que cada día transitan por este paso elevado, significando un peligro de derrumbe.

La intervención prevé la construcción de un puente alternativo provisional para permitir la circulación del tráfico. Se desmontará el paso elevado original y se volverá a colocar, con el objetivo de rehabilitarlo manteniendo su imagen, ampliar su calzada, pasando de un ancho actual de 4,8 metros a 9,2 metros, lo que al mismo tiempo permitirá que tenga dos carriles, acabando con las limitaciones de carga que sufre, así como la parada de vehículos a la entrada del puente cuando otro está atravesándolo. Así, se ampliará el tablero y se reforzará la estructura. Por otro lado, se eliminarán las limitaciones de carga, conservará su imagen histórica y se hará la restauración paisajística de zonas de especial conservación (ZEC).

Curso abajo, ya en el término de Montoro, se encuentra el puente de la carretera Nacional 420, en dirección Cardeña, con una altura prolongada, que se construyó para mejorar el tráfico entre Andalucía y Ciudad Real, siendo un paso que sortea el Guadalquivir.

A escasos 800 metros se encuentra el Puente de las Donadas, que se construyó en el año 1498 y une el núcleo principal de la localidad con el barrio de El Retamar. Las obras fueron dirigidas por el experto Maestro de la Villa Pedro Fernández, siendo costeado por los habitantes de la localidad donando todo tipo de joyas para el pago de las obras. Esa es la razón por la cual el puente se denomina de las donadas. Arquitectónicamente el puente se compone de cuatro arcos de medio punto de sillares de piedra molinaza. En el año 2006 fue aprobada la restauración estructural y mejora del puente con un presupuesto de 488.408,98 euros. Asimismo, la Fundación Permanente de la Fundación Sevillana-Endesa aprobó al año siguiente conceder 72.000 euros para la iluminación del citado puente y darle un mayor realce.

Aguas abajo se localiza el Puente Nuevo, cuyas obras las inició la Consejería de Obras Públicas y Transportes en el año 2007. Este nuevo puente conecta cómodamente ambas márgenes del río y permite el acceso peatonal y viario a Montoro desde la margen derecha. La nueva infraestructura supuso una inversión de 7,4 millones de euros, y estuvo cofinanciada con Fondos Feder de la Unión Europea. Tuvo un plazo de ejecución de 24 meses. La actuación consistió en la conexión de la carretera A-3000 que viene de Adamuz con el casco urbano de Montoro a través de un puente, en la zona denominada Vaguada de la Paloma. Además, se acondicionó un tramo de la A-3000 paralelo al río entre el puente nuevo y el puente de las Donadas, dotándolo de carácter urbano mediante la construcción de una vía urbana que seguía el curso del río por la margen derecha, una vía pensada como lugar de paseo para los habitantes de Montoro.

Por otro lado, el Ayuntamiento de Montoro acondicionó la margen izquierda del río entre los dos puentes, en lo que se conoce como El Paseo de la Ribera, lo que supuso la regeneración de la zona norte y oeste de Montoro lindante con la ribera del Guadalquivir. Con esta actuación se mejoró la accesibilidad al casco histórico municipal que se encuentra ubicado en el interior de la curva del río Guadalquivir y que tiene enormes potencialidades turísticas. La ciudad de Montoro está declarada Conjunto Histórico Artístico, razón por la cual se ha cuidado especialmente el diseño del nuevo puente. Además, desde que se construyó, para los habitantes de la localidad se evitó el paso obligado por el casco histórico para los desplazamientos este y oeste. El conjunto de la actuación se diseñó primando al peatón: el puente con dos aceras amplias, el cuidado de los detalles y la concepción del mismo fue realizada de forma racional sin recurrir a artificios; al igual que la Vía-Parque, que está articulada como un elemento más de paseo.

El puente tiene una longitud de 200 metros y está compuesta por 6 vanos. En el vano principal sobre el río Guadalquivir, de 60 metros de luz, existe un arco metálico de sección variable, conectado al tablero mediante péndolas de acero. El arco situado sobre el tablero continuo singulariza el vano principal, destacando con su vigor geométrico sobre el resto de la obra. Su presencia es no sólo debida a la necesidad estructural, sino también un gesto de reconocimiento y respeto al río Guadalquivir. La plataforma del puente tiene una anchura de 16,3 metros, formada por dos carriles de 3,5 metros cada uno, arcenes laterales de 0,5 metros, una mediana central de 1,3 metros y dos aceras de 3 metros de ancho.

La actuación incluyó el ensanche y mejora de la carretera actual en el tramo que une el puente nuevo con el actual puente de las Donadas, rectificándose alguna curva y ampliando la plataforma en la margen del Guadalquivir.

Otro puente que ha marcado historia y desarrollo en la comarca fue el del Pantano Arenoso. El Arenoso es un embalse que forma parte de la regulación general del Guadalquivir, es de escollera cuya capacidad es de 167 hectómetros cúbicos, tiene una altura de 80 metros y regula 45 hectómetros anuales de agua. Las obras de la presa se iniciaron en abril del 2004. Desde el año 1997, los alcaldes del Alto Guadalquivir, las asociaciones agrarias, sindicatos, empresarios y comunidades de regantes, se pusieron a trabajar con un doble objetivo: conseguir la construcción del embalse del Arenoso y la mejora y modernización de los riegos del Alto Guadalquivir, y este fue el resultado.

Además, para acceder al mismo se construyó un nuevo puente sobre el Guadalquivir, que une Algallarín con la autovía. Y es que la construcción del pantano de El Arenoso, que concluyó en marzo del 2007, dio como resultado una de las infraestructuras más ansiadas en esta comarca en las últimas tres décadas: la construcción de un nuevo puente sobre el río Guadalquivir que une directamente la entidad local autónoma de Algallarín y su pueblo matriz, Adamuz, a la autovía. Este paso sustituye al de la A--3000 (antes CO-414) --carretera de Adamuz--, situado en zona inundable. La apertura, en noviembre del 2006, la celebraron con júbilo los regantes, asociaciones agrarias, agricultores y vecinos de Algallarín, que comprobaron que desde ese momento tardaban 5 minutos en llegar a la autovía, cuando antes invertían 25. El puente tiene una longitud de 178,20 metros, es de vigas prefabricadas y posee cinco vanos. Su anchura es de 10 metros y aloja una calzada de dos carriles, arcenes, aceras y barandillas de protección. Desde él se contemplan nuevas vistas del Guadalquivir y la desembocadura de El Arenoso.

Continuando aguas abajo se encuentra el puente de la Presa de El Salto, de El Carpio. La presa El Salto es una infraestructura hidroeléctrica situada sobre el río Guadalquivir. Su principal función es la generación de energía eléctrica. Se sitúa en el kilómetro 3,3 de la carretera de Pedro Abad-Adamuz (CO-412). En el diseño de estilo neomudéjar colaboró el arquitecto Casto Fernández Shaw, con los ingenieros Carlos Mendoza y Sáez de Argandoña y Antonio del Águila. La construyó la ingeniera madrileña Mengemor entre 1918 y 1922. Cuenta con un importante valor social para la localidad, ya que ha contribuido al desarrollo y expansión económica de la zona.

La presa, ubicada en un lugar donde existían unas antiguas aceñas, dispone de dos estribos en ambas márgenes del río que nivelan el cauce con cinco contrafuertes interiores que soportan las contrapuertas y el piso del puente, subiendo sobre él para soportar la estructura metálica donde se sustentan las máquinas que accionan las contrapuertas.

Y siguiendo el curso del Guadalquivir, aguas abajo, se llega a Villafranca, localidad que dispone de dos puentes, uno de hierro y el de Los Remedios, que es el que está actualmente en uso al tráfico rodado.

El Puente de Hierro de Villafranca fue construido según el proyecto del ingeniero Emilio Serrano Navas. En 1926 estaba acabado, pero las obras no se entregaron hasta el año 1932. Su construcción supuso un gran avance para comunicar la localidad con la estación de ferrocarril y con la carretera general Madrid-Cádiz, que tenía que hacerse por medio de una barca. Ha estado en funcionamiento hasta el año 1981, en el que fue inaugurado el Puente de los Remedios, paralelo al antiguo.

El puente de hierro de Villafranca de Córdoba fue iluminado en julio del 2007, gracias a una subvención recibida de la Consejería de Turismo, convirtiéndose en un monumento que sirve de punto de visita para los vecinos de la localidad y de foráneos. Concretamente, supone el punto final de un paseo que estaba construyendo el Consistorio desde el casco urbano hasta este lugar, donde además se encuentra un embarcadero y un merendero.

La última actuación llevada a cabo fue el pasado año, donde la Diputación invirtió 120.000 euros, emprendiendo labores de mejora y acondicionamiento del Puente de Hierro, un patrimonio histórico y cultural del municipio. En primer lugar se llevó a cabo la limpieza de la maleza de los alrededores y en los pilares que sustentan la estructura. Posteriormente se procedió a mejorar la seguridad, sobre todo en la zona del vallado que da al río, y posteriormente se ejecutó la limpieza de los elementos de metal del puente con chorros de arena para su posterior pintado. La actuaciones concluyeron con el cambio total del pavimento de este paso elevado, cuyo color rojo se transforma por la noche en un potente chorro de luz azul que lo convierte en foco de las miradas de los viajeros que transitan junto a él y atraviesan el río Guadalquivir.