Pedroche se prepara para acoger la mayor concentración equina anual de la provincia de Córdoba y, sin duda, la que es una de las manifestaciones más genuinas de la cultura tradicional de toda la comarca. La fiesta de los Piostros, que se celebra los próximos miércoles 7 y jueves 8, se enmarca dentro de la feria en honor a la Virgen de Piedrasantas, patrona del municipio, aunque tiene valor en sí misma hasta el punto de que en octubre del año pasado fue declarada Fiesta de Interés Turístico de Andalucía. Así, es la primera vez que se va a vivir esta festividad bajo el amparo de dicha distinción, que se le concede a aquellas manifestaciones que contribuyen al desarrollo de los valores propios y tradicionales de la Comunidad y al fomento del turismo.

Se llaman piostros al conjunto de jinete o amazona y su correspondiente cabalgadura engalanada con mantas típicas bordadas en terciopelo negro que cada año, los días 7 y 8 de septiembre, se dirigen a la ermita de la Virgen de Piedrasantas, al borde del arroyo Santa María, encabezados por sus mayordomos.

La fiesta se remonta al siglo XVI, aunque sus orígenes exactos se desconocen. Desde entonces, prácticamente todo lo relacionado con ella se mantiene inalterable, salvo excepciones como la que refiere a la elección de los mayordomos, que desde el año 1983 son nombrados de entre cualquier vecino del pueblo, o lo que relativo a la comitiva. En este sentido, en 1964 se acordó que los piostros estuvieran acompañados por la imagen de la patrona en su recorrido del día 7 hasta la ermita.

LA ESTAMPA DE LA FIESTA El cortejo representa la estampa más típica de la celebración y se materializa en la mujer y su paje montados a lomos de una yunta de mulas, acompañados de cerca por el marido o el novio; si estos últimos no existen, sólo va la pareja de dama y paje. La mula sobre la que cabalga el hombre va adornada con albardón y sobre ella se coloca la típica manta de piostros, tejida en el mismo pueblo y que está bordada de madroño y con cintas y lazos de mil colores. Por su parte, la mula en la que va montada la mujer llevaba albardón, cubierta y jarma y sobre esta última se colocan las jamugas, que es la silla de tijera.

El Ayuntamiento de Pedroche espera la afluencia de unos 300 equinos y de alrededor de 12.000 personas a la fiesta. "Estamos muy orgullosos de la que es la celebración más importante del pueblo", indica Miguel Romero, concejal de Cultura, quien apunta que "pretendemos continuar con una tradición heredada de nuestros mayores y mejorarla para darle un mayor esplendor".

Este año se han establecido tres puntos de interés en el recorrido con la idea de que el público pueda participar mejor de la celebración. Dichos enclaves son la plaza de El Ejido, la plaza de las Siete Villas y la Cuesta del Molar. Este último espacio tiene un especial protagonismo en la celebración, ya que en él se desarrollan las típicas carreras de equinos mientras suben la citada cuesta, una costumbre que tiene claras reminiscencias de antiguas carreras de caballos medievales y renacentistas. No es el único aspecto que tiene su espejo en el pasado. Por ejemplo, la costumbre de organizar los desplazamientos en grupos de tres con sus correspondientes caballerías traslada a los antiguos grupos formados por caballero, dama y escudero. También el papel preferente que se le otorga al mayordomo evoca las relaciones sociales y políticas documentadas en los concejos rurales desde la Edad Media.

A partir de las 17.30 horas del día 7, los piostros se reunirán en la puerta de la casa de cada uno de los mayordomos y, tras recorrer las calles de Pedroche, se dirigirán a la parroquia del Salvador donde recogerán la imagen de la Virgen de Piedrasantas, que ha permanecido en el pueblo desde mediados del mes de agosto, para trasladarla a su ermita. Allí disfrutarán del tradicional convite, en el que se sirve vino con melocotones.