A falta de un mar donde ir a bañarse, la opción de refrescarse en un embalse no es nada despreciable, sobre todo cuando las temperaturas en el interior de Andalucía superan los 40 grados centígrados. Este verano, los valores registrados en la provincia de Córdoba han batido récords y la necesidad de combatir el sofocante calor impera entre los habitantes de la campiña cordobesa.

Cualquier opción es buena, y cada año son más los vecinos de la provincia (y también de fuera de ella) que visitan el embalse de Iznájar, el más grande de Andalucía, para combatir el calor y pasar un buen día a pie de playa, tal y como lo harían en cualquier otra ciudad costera. En concreto, la playa de Valdearenas, en pleno corazón de la Sierra Subbética, cuenta durante estos días con más visitantes que, aprovechando el puente del 15 de agosto, viajan a la zona buscando una alternativa más cercana a sus residencias y también más económica. «Es una opción distinta a lo que hace todo el mundo, y además resulta más económica y nos ahorra tener que viajar grandes distancias para poder disfrutar de la playa», comenta un grupo de jóvenes procedentes de Loja, que visitan esta playa de Valdearenas cada verano.

Con la creciente afluencia de bañistas, la propia playa ha desarrollado en los últimos 30 años su propia actividad económica con la apertura de campings, restaurantes, hoteles, un club náutico y actividades deportivas acuáticas y al aire libre. Allí se pueden alquilar desde pequeñas embarcaciones a kayaks para hacer piragüismo en el embalse o practicar vela. José Carlos Luque, que trabaja en el alquiler de hidropedales en Valdearenas desde hace cuatro años, afirma que «cada vez vienen personas de más lugares, ya no solo de la provincia de Córdoba, sino también de Sevilla, Granada y Jaén, y también extranjeros, porque encuentran aquí un lugar tranquilo, las aguas no cubren mucho y no hay oleaje, por lo que los padres también están más tranquilos vigilando a sus hijos». La actividad empresarial en la zona de Valdearenas se desarrolla principalmente de mayo a septiembre, según ha detallado Luque, que considera que la actividad turística del embalse no es comparable a la de la costa mediterránea, «son ofertas distintas; mientras que en la costa todo está dominado por la actividad hotelera, aquí la oferta está basada en el contacto con la naturaleza y las actividades al aire libre». Asimismo, los miembros de una familia de Baena coinciden en que «para los que vivimos en la provincia es una opción muy buena, nos ahorra viajes largos y aquí se puede acampar en el camping y pasar el día entero; la zona está bastante bien acondicionada», y aseguran que, de cara a este puente del 15 de agosto, «venir aquí es un buen plan familiar para que el calor sea más llevadero».

No obstante, esta oferta lúdica podría verse amenazada. La arena le gana cada vez más terreno al agua, ya que la escasez de precipitaciones y los continuos desembalses de agua (el agua del embalse es de uso mixto y se utiliza para regadío, para consumo humano y también para generar energía eléctrica) han provocado que, actualmente, el embalse de Iznájar se encuentre solo al 34% de su capacidad. Amador, un empleado de Alúa.es, una empresa enfocada al turismo activo, lamenta la pérdida de agua que lleva sufriendo el embalse desde hace varios años con las sequías, afirmando que «la bajada en el nivel del agua del embalse está repercutiendo negativamente en el turismo que hay en la zona, que busca sobre todo actividades al aire libre».

Pese a todo, cuando el calor aprieta, cualquier opción es buena para refrescarse y, si el mar queda lejos, siempre se puede disfrutar de un chapuzón y de la arena de Valdearenas, que, al margen de otros proyectos urbanísticos, es, desde hace cerca de 30 años, la playa de Córdoba por excelencia.