Los máximos dirigentes del Club de Golf Cabeza Oliva de Pozoblanco, primer campo de golf municipal de España, han demandado una solución ante el mal estado de los greenes de la instalación deportiva, una situación que se viene sufriendo desde el último verano, coincidiendo con el inicio del riego del campo con agua procedente de un arroyo al que vierten algunas industrias, y todo ello a pesar de que el club trata el agua para que se pueda regar con ella. Hace unas semanas, coincidiendo con un homenaje que la entidad deportiva brindó al expresidente de la federación andaluza de golf Ángel de la Riba, quien siempre ha mantenido una estrecha relación con el club pozoalbense, miembros de la actual junta directiva y expresidentes de la entidad se reunieron con componentes del equipo de gobierno entre los que se incluía el alcalde, Emiliano Pozuelo, y abordaron este problema. La imagen de algunos greenes redunda en la calidad de las instalaciones, que son visitadas por numerosos golfistas de toda España. El campo Cabeza Oliva, situado en plena dehesa boyal de Pozoblanco, es único por su paisaje, en el que la arboleda autóctona es el principal reclamo y es uno de los principales atractivos turísticos del municipio.

Según miembros de la junta directiva actual, el primer edil ha mostrado su predisposición a solucionar el problema y al parecer se habría tratado con los técnicos municipales la posibilidad de obtener agua para el riego de otros puntos del término municipal.

En los próximos días está prevista una reunión del equipo de gobierno municipal con altos dirigentes de la cooperativa ganadera Covap, en la que con toda probabilidad se hablará de buscar una solución al problema del riego aprovechando las aguas de la depuradora de la cooperativa una vez que termine las obras de mejora de la actual infraestructura de la entidad agroganadera. Ya en el mes de septiembre Covap informó al alcalde del desarrollo de estas obras con las que, además, se pretende acabar con las molestias que ocasionan los malos olores que proceden de la planta láctea y que afectan fundamentalmente al polígono industrial de la dehesa y en ocasiones al casco urbano.

Estos olores han provocado numerosas quejas ciudadanas y redundan directamente en la imagen de la cooperativa, que recibe numerosas visitas de gran calado para conocer las instalaciones y lo primero que perciben al llegar al recinto situado en la dehesa es un desagradable e intenso olor.