Manteniéndose hasta nuestros días en uno de los jueves «que relucen más que el Sol», Priego celebró ayer la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, una tradición muy arraigada en la localidad de la Subbética, ya que se remonta a la primera mitad del siglo XVI, con La Villa como su particular epicentro.

No en vano, los días previos son un auténtico ir y venir para los vecinos de este histórico enclave, que acicalan primorosamente las fachadas de sus viviendas para recibir a los numerosos visitantes que durante toda la jornada de ayer y la tarde-noche del miércoles se acercaron hasta este barrio de estrechas callejas y blancas fachadas jalonadas con multitud de macetas cuajadas en estas fechas de flores.

Precisamente por el barrio de La Villa discurría ayer el desfile procesional del Corpus, en cuyo cortejo, junto a los pequeños que este año han realizado la primera comunión, tomaron parte representaciones de las distintas cofradías y hermandades de la localidad, así como autoridades políticas y militares. En el desfile, Jesús Sacramentado procesionó en su artístico templete realizado por el platero granadino Luis de Beas en 1592. La procesión comenzó tras la misa que se iniciaba a primera hora de la mañana en el templo parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.

Al margen de los actos religiosos, durante la tarde-noche del miércoles y prácticamente a lo largo de toda la jornada de ayer jueves, la asociación de vecinos Barrio de La Villa organizó un amplio programa de actividades de carácter lúdico, en el que junto al reconocimiento a los vecinos de mayor y menor edad del barrio volvía a destacar la animada verbena de la noche del miércoles, así como la degustación de paella, los juegos infantiles tradicionales y la merienda, que ayer jueves tenían como escenario la plaza del Conde.