Los olivareros lucentinos están padeciendo estos días las consecuencias de una ola de robos de aceituna, en la que los ladrones actúan con especial virulencia, ya que en pocas horas sustrajeron la mayor parte de la cosecha de una finca de doscientos olivos. Esta oleada de robos se ha sumado a la mala cosecha que este año se ha registrado en el olivar cordobés. Se calcula que la cosecha ha sido un 65% menos de la campaña anterior. A Pedro Servián le han robado ochenta olivos por tercer año consecutivo. No contentos con el robo, los delincuentes han causado graves destrozos en los árboles. Su finca está situada en el paraje de Los Santos, un área muy frecuentada y cercana al polígono industrial de Lucena. De esta finca se han llevado más de cuatro mil kilogramos de aceituna.

Los robos se suceden casi a diario desde hace poco más de una semana y están ocasionando que algunos olivareros opten por quedarse a dormir en las fincas para tratar de disuadir a los delincuentes. Todo ello está generando un clima de incertidumbre, miedo e inseguridad entre los olivareros.

Los afectados constatan la facilidad con la que se llevan a cabo unos delitos para cuya comisión se utiliza avanzada tecnología para el vareo y posterior recogida del fruto, lo cual les permite a los ladrones llevarse la cosecha de numerosos olivos en pocas horas. Además, denuncian que los robos se están perpetrando con moderna maquinaria, que permite llevarse los frutos de un gran número de olivos con una rapidez extraordinaria. Asimismo, los grupos que operan en la zona, que los agricultores creen que forman parte de bandas organizadas, cuentan con vehículos para el transporte y conocen perfectamente los parajes donde cometen sus delitos. Por si fuera poco, denuncian que la escasez de cosecha está propiciando que estos ladrones tengan bastante facilidad para vender lo robado a buen precio, pese a los controles de las compras que se vienen realizando habitualmente por parte de la Guardia Civil.

Otro dato a tener en cuenta es que tradicionalmente las fincas en las que se ceban los delincuentes a la hora de cometer los robos suelen ser las más alejadas del casco urbano. Sin embargo, ahora están siendo afectadas también otras plantaciones situadas más cerca de la ciudad, donde los ladrones tienen más facilidad para huir.

Cabe destacar que estos días se están multiplicando los pequeños robos, que son los que, al final de la campaña, suman muchos kilos sustraídos, además de cometerse delitos más considerables, que son los que ya superan las cuatro o cinco toneladas.