El 26 de febrero de 1898 comienza la historia de Francisco Trócoli Cobos. A los 15 años fue recogido por Romero de Torres para mejorar sus dotes artísticas en su escuela. Tres años duró esta aventura, ya que fue encontrado muerto en el portal de una pensión de la calle Abéjar de Córdoba, maletas en mano.

A sus 18 años, marchaba a Florencia con una beca para avanzar en su carrera, pues provenía de una familia de humildes panaderos. La versión oficial trata el caso de suicidio, mientras que la familia del pintor habla de asesinato. Historia peculiar de un vecino célebre y a la vez desconocido en La Rambla.

«Suicidio de un pintor» titulaba el Diario de Córdoba de comercio, industria, noticias y avisos el 8 de febrero de 1916, en el que contaba cómo había sido encontrado Francisco, revolver en mano. Rafael Urbano, presidente de Culturan, desmiente en boca de la familia estos hechos. «La familia cuenta que su aspecto físico le hacía relacionarse con modelos que posaban en los cuadros de Julio Romero», por lo que intuyen que pudo haberse mandado su asesinato por celos, incluso dudaron del propio Julio Romero, «aunque solamente fuera una hipótesis», relata Rafael Urbano. Su madre Ana, tras recibir la noticia, sufrió una congestión y nunca más volvió a hablar.

«Le colocaron una pistola en la mano izquierda, cuando era diestro», afirma Rafael. Es curioso cómo el periódico de la época no menciona al afamado pintor cordobés en toda la noticia, obviando la condición de discípulo de Francisco. Una muerte que nunca se investigó y truncó la brillante carrera que tenía por delante este pintor.

Tan solo dos óleos quedan de su legado: un autorretrato y un cuadro de una mujer cordobesa medallón en mano, autoría que el propio Rafael descubrió a la familia que lo posee, pues creían que era del reconocido Julio Romero. El resto de sus obras quedaron en la escuela del maestro, ya que ningún familiar fue a recogerlos. Si el alumno superaría al maestro o no en este caso es toda una incógnita.