Montilla se convirtió ayer en el principal centro de peregrinación de la Diócesis de Córdoba, coincidiendo con la celebración de la festividad de San Juan de Ávila, patrono del clero secular español y Doctor de la Iglesia Universal, cuyos restos mortales se conservan en la basílica de la céntrica calle Corredera.

Más de 200 sacerdotes de toda la provincia, encabezados por el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, disfrutaron de un amplio programa de actos que arrancó a primera hora de la mañana con la recepción oficial que el alcalde de la localidad, Rafael Llamas, junto a varios miembros de la Corporación municipal, brindó en el castillo de El Gran Capitán a uno de los invitados más ilustres de la jornada: el cardenal manacorí Luis Francisco Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe en la Santa Sede.

A continuación, el purpurado español y el titular de la Diócesis de Córdoba visitaron los lugares relacionados con la vida del Maestro de Santos en la localidad y, acto seguido, se dirigieron a la basílica menor pontificia donde oficiaron una ceremonia en la que también estuvieron presentes el obispo de Guadix, Francisco Jesús Orozco, y el de Bilbao, Mario Iceta, entre otros dignatarios.

«Celebramos la memoria de un santo que no ha ocultado la luz del Señor, sino que la ha puesto en el centro de su vida para que brille», resaltó durante su homilía el cardenal Ladaria, quien añadió que «esta luz tiene que brillar y nosotros somos los encargados como sacerdotes de que brille como San Juan de Ávila supo hacer durante toda su vida».

Como en años anteriores, los presbíteros se dirigieron después al Teatro Garnelo para asistir a una charla formativa impartida por el propio prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la que defendió que la Iglesia es «una edificación de piedras vivas, que ha recibido los medios de la santificación de Dios y los sacerdotes somos ministros y, por tanto, estamos al servicio».

La festividad de San Juan de Ávila tuvo este año un «carácter especial» con motivo del Año Jubilar por el 450 aniversario de su muerte, el 150 aniversario de su beatificación y el 50 aniversario de su canonización por Pablo VI.

De este modo, tras una nueva celebración eucarística presidida por Demetrio Fernández, tuvo lugar una procesión con la imagen y el relicario del Doctor de la Iglesia universal que recorrió varias calles del centro histórico.