El yacimiento arqueológico de la Villa del Mitra de Cabra, que el 18 de marzo del pasado año 2015 consiguió por parte de la Junta de Andalucía la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) con la incoación de su expediente, vio ayer culminado éste por el Consejo de Gobierno al acordar su incripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, con la categoría de Zona Arqueológica.

Un acuerdo que el alcalde de Cabra, Fernando Priego (PP), valoraba muy positivamente a este periódico, recordando que desde el Ayuntamiento se llevaba trabajando en los últimos cinco años para su logro y supone vivir "un momento histórico para el patrimonio egabrense por tener un nuevo BIC y ser además un revulsivo al invitarnos a que el equipo de gobierno pueda plantear de una vez por todas, la adquisición de los terrenos en los que se halla".

Además, añadía que con esta declaración se cierra un círculo de "recuperación y protección de nuestra arqueología, que desde el equipo de gobierno se está impulsando de forma muy decidida con las excavaciones arqueológicas en la Beleña II y el Cerro de la Merced", permitiendo a partir de ahora, explicaba el primer edil, "adoptar las inversiones necesarias para proteger y posteriormente poner en valor, la villa del Mitra, contando para ello con el respaldo y apoyo de las distintas instituciones".

ASENTAMIENTO RURAL El yacimiento, que debe su nombre a una excepcional escultura de este dios, la única pieza completa encontrada en la península ibérica, constituye uno de los mejores ejemplos de villa romana de peristilo --con galería interior de columnas-- en la antigua provincia Bética y cuenta también desde la incoación hace un año de ese expediente como BIC, para el grupo escultórico de Mithras Tauroktonos, los mosaicos de la villa, el labrum y la escultura de Eros dormido. No así para las esculturas de Dyonisos y del Niño con liebre , que ya lo eran. El enclave, igualmente representativo del tipo de asentamiento rural de la zona durante los siglos I y II a.C., sigue los cánones que los agrónomos romanos exigían para este tipo de explotaciones al situarse en un lugar de tierras fértiles y al pie de una vía de comunicación, el camino que unía Cabra con Córdoba.