Al Andalus no solo fue un terremoto cultural y político en Córdoba. Curiosamente, entre los años 880 y 974 (en concreto, el 9 de noviembre de ese año) se produjeron en la provincia siete de los seísmos más importantes de la historia en el sur de España. Dice el historiador Ibn Idári Bayan II refiriéndose al acaecido en el año 944: "Jamás se había sentido así de fuerte (...) Sucedió después de la última oración de la tarde y duró una hora. Los habitantes de Córdoba se asustaron tremendamente y se refugiaron en la Mezquita aljama, dirigiendo hacia Dios ruidosas invocaciones en el cielo a fin de pedirle el fin de esta prueba".

Después de estos terremotos Omeyas , hay que viajar en el tiempo hasta el 5 de julio de 1930 para que la provincia volviera a sacudirse con intensidad suficiente como para dejar rastro en los anaqueles. Un periódico de la época, Estampa , tituló: "Más de 200 casas destruidas por el temblor de tierra en Montilla". El epicentro del seísmo se ubicó en la localidad montillana, alcanzó una magnitud de 5,3 en la escala de Richter y destrozó lo que pilló a su paso. Sin embargo, quitando esas excepciones destacadas, el histórico de seísmos en la provincia es bastante discreto.

La Subbética es el área de la provincia con más posibilidad de sufrir terremotos

En líneas generales, los índices sísmicos andaluz y cordobés están, según los expertos, dentro de la normalidad. No obstante, el Instituto Geográfico Nacional adjudica a algunas comarcas de Andalucía los valores más altos en la Península en aceleración horizontal del terreno e intensidad macrosísmica. El Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra del CSIC y la Universidad de Granada elaboraron el primer mapa de fallas activas del Arco de Gibraltar. El estudio concluyó que el mayor riesgo se concentra en Sierra Nevada (oeste) y Alhucemas (Marruecos), así como en la Cresta de Alborán, que va desde el Cabo de Gata (Almería), a la costa Norte marroquí.

El principal punto de actividad se asocia a la grieta de Benamejí

En la provincia de Córdoba, en concreto, los municipios con mayor valor de aceleración sísmica y, por tanto, con mayor riesgo de sufrir un terremoto se ubican en la Sierra Subbética. Almedinilla e Iznájar (0,1 de aceleración sísmica); Carcabuey, Fuente Tójar, Priego y Rute (0,09); Encinas Reales, Lucena y Palenciana (0,08); y, por último, Baena, Doña Mencía, Monturque, Moriles y Zuheros. El principal punto de riesgo geotécnico se asocia a la grieta de Benamejí, según el Plan de Ordenación Territorial (POT).

Para medir cualquier terremoto que se produzca en la provincia, el Instituto Andaluz de Geofísica cuenta con dos estaciones: una en Hornachuelos y otra en Zuheros. Pero con eso no es suficiente. Hace unos días, el Consejo de Gobierno andaluz aprobó precisamente el plan de emergencias ante el riesgo sísmico en Andalucía, un documento que establece los procedimientos de intervención, coordinación y protección en caso de seísmos, y que deben incorporar obligatoriamente los ayuntamientos a sus planes de emergencia.

En Andalucía, solamente 106 corporaciones municipales, del total de 770, cumplen con su obligación legal de estar prevenidos ante las posibles emergencias.

Existen tres leyes --dos estatales y una autonómica-- que obligan ya a todos los ayuntamientos cordobeses a elaborar esos documentos, que la Junta de Andalucía tiene después que homologar. Su cometido es precisamente revisar que en ese municipio se dan las condiciones suficientes para responder ante las emergencias, en función de los riesgos a los que está expuesto por su orografía o por cualquier otra circunstancia.