José Santiago Garnelo y Alda fue considerado el pintor más culto de su época. Nacido en 1866 en la localidad valenciana de Enguera, su familia fijó su residencia en Montilla cuando el artista contaba un año de edad. Antes de trasladarse a Madrid para comenzar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Garnelo asistió a dos cursos de la Escuela de Bellas Artes de Sevilla, donde obtuvo varios premios de la Escuela de Santa Isabel de Hungría.

Tras conseguir la segunda medalla en la Exposición Nacional de 1887 con La muerte de Lucano, el pintor fue pensionado a la Academia de España en Roma, donde permaneció cuatro años en los que compartió experiencias con artistas como Pradilla, Sorolla o Emilio Sala.

Después de recorrer Europa durante algunos años, en 1883 acudió a la Exposición Universal de Chicago, donde conquistó la medalla de oro por sus Primeros homenajes en el Nuevo Mundo a Colón.

Nombrado vicedirector de la Escuela Provincial de Bellas Artes de Zaragoza, Garnelo ganó un concurso promovido por la Real Academia de San Fernando y fue nombrado caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III. En 1895, el artista se trasladó a Barcelona para impartir clases en la Escuela de Bellas Artes, donde asistía como alumno Pablo Ruiz Picasso, quien pintó La Primera Comunión y El Monaguillo en el estudio de Garnelo en la plaza de la Universidad.

Tras obtener por oposición la cátedra de Dibujo del Antiguo y Ropajes de la Escuela de San Fernando de Madrid, en 1902 fue nombrado comendador de la Orden de Alfonso XII y pintor de la Corona. De hecho, la infanta Isabel le encargó -junto a Mariano Benlliure y Emilio Sala- la decoración de su palacete de la calle Quintana. Nombrado subdirector conservador de la pintura del Museo del Prado, en 1917 recibió el encargo de realizar varios retratos de la Familia Real, entre los que destacan dos de Alfonso XIII que se conservan en el Museo Español de Arte Contemporáneo y en el Palacio de Aranjuez.

Ya enfermo, en 1924 logró terminar la decoración de la cúpula del Salón del Presidente del Tribunal Supremo de Madrid, con El Collar de la Justicia, su obra al fresco más sobresaliente. Cinco años más tarde compaginó la restauración de los murales del camarín de la Virgen de las Angustias de Granada con el Apostolado que puede admirarse en la parroquia de Santiago de Montilla.

Garnelo se jubiló en 1936 como catedrático de la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, donde mantuvo una estrecha relación con pintores de la talla de Picasso, Vázquez Díaz o Salvador Dalí, a los que impartió clase. Después de pasar sus últimos años en un estado de semiinconsciencia, murió en Montilla el 29 de octubre de 1944, siendo enterrado en el panteón familiar de la parroquia de Santiago.