La Fundación Aquae y la firma Hidralia, que junto al Ayuntamiento de Montilla gestiona el ciclo integral del agua a través de la empresa mixta Aguas de Montilla, han ampliado su programa de doctorados industriales con uno sobre Metagenómica, que estudiará durante los próximos tres años la composición de los biofilms, microorganismos que se adhieren a superficies vivas o inertes en sistemas de distribución de agua.

La investigación, que cuenta con la colaboración de la Universidad de Alicante y de Labaqua, también analizará la respuesta de estos biofilms ante diferentes tratamientos, explorando alternativas de desinfección más biosostenibles.

«Se calcula que entre 100.000 y un millón de microorganismos, algunos de ellos bacterias potencialmente patógenas, circulan por cada litro de agua potable que hay en las tuberías», explica el responsable de la investigación, Valentín Gangloff, quien asegura que «el 95 por ciento de estos microorganismos se desarrollan formando biofilms, lo que incrementa su capacidad de supervivencia y, por tanto, una mayor resistencia ante los biocidas que se utilizan para eliminarlos».

Según Gangloff, «gracias a esta investigación podremos saber, entre otras cuestiones, cómo afectan estos microorganismos a la calidad del agua que bebemos o cómo son los virus que están presentes en estos biofilms».

Los microorganismos en las tuberías de suministro de agua potable pueden provocar la presencia de bacterias potencialmente patógenas que, en su caso, podrían funcionar como «vectores de transmisión» de enfermedades, alterando el olor y el sabor del agua, corroyendo las superficies de las tuberías o reduciendo su capacidad hidráulica.

«Todo ello obliga a hacer uso de mayores cantidades de biocidas, como cloros o cloraminas», detalló el experto.

Tras un primer análisis, se asociará la composición microbiana de los biofilms con las características físico-químicas del agua y los materiales de los sistemas de conducción, realizando estudios estadísticos que permitan correlacionar su presencia con un posible impacto en la calidad del agua. No obstante, no será hasta el segundo año cuando se estudien los virus que existen tanto en el agua como en los biofilms.

«La mayoría serán patógenos de los propios microbios que forman el biofilm, pero también puede haber virus relacionados con el ser humano que, al circular por el agua, quedan atrapados en los biofilms», avanza Gangloff, para quien es necesario estudiar el papel de estos virus «como agentes que ayudan en la formación de biofilms y, también, como agentes que influyen en su desintegración».

El tercer y último año de esta investigación abordará las estrategias de prevención y eliminación de biofilms y se explorará la «terapia fágica», que consiste en utilizar virus para eliminar bacterias. «El objetivo es diseñar un plan de acción para utilizar los virus como agentes de biocontrol», destaca el investigador, que ha contado con el apoyo de Hidralia y de la Fundación Aquae.