Conocido en otras regiones como añublo o mildeo, este hongo parásito originario de América puede ocasionar daños devastadores en la vid si el clima le favorece. De esta forma, representa una de las enfermedades criptogámicas más temidas por los viticultores porque, cuando la infección es grande, puede devastar toda la producción.

El pasado año, y gracias a la constante labor del Aula de Viticultura del Consejo Regulador y al aliciente que representan para los viticultores los premios de los que está dotado el Concurso Pedro Cabezuelo, el mildiu apenas afectó a un 5 por ciento de los viñedos del marco.

Generalmente, los agricultores de Montemayor son los primeros en dar la alerta cada año, al contar con viñedos en terrenos arenosos, donde la brotación es más temprana. Con todo, en el 2016, los primeros síntomas de esta epidemia vegetal se detectaron el 27 de abril en la Sierra de Montilla.